SD. Rio de Janeiro es mucho más que playa, carnaval y fútbol. Es la segunda ciudad más poblada de Brasil y una de la más importantes por los atractivos que ofrece no sólo a los turistas sino a los propios cariocas.
Hoy es una ciudad mucho más segura que en otros tiempos. Ése es comentario de algunos de sus residentes cuando se les aborda sobre la tasa de criminalidad provocaban por delincuentes. Es tan segura que el recién Carnaval de Rio convocó a más de 2.5 millones de turistas, según las autoridades.
Las playas como Copacabana, Ipanema y La Playa Roja, constituyen excelentes atractivos para el visitante. A esto se le suma el hecho de que es una ciudad que está en medio de montañas en las que se respeta la naturaleza.
El Carnaval de Rio, los colores de su música, el trato de su gente, así como la gigantesca estatua de Jesús, ampliamente conocida como el Cristo Redentor, ubicada en la cima del cerro del Corcovado, a unos 700 metros sobre el nivel del mar, el cerro del Pan de Azúcar, entre otros lugares, complementan un buen menú para los visitantes.
Un paseo por sus calles nos llevan a lugares históricos y centro de esparcimientos que seducen al más pasivo de los mortales cada vez que se escucha una samba.
La chica de Ipanema
Desde el bar Veloso, en 1962 los famosos compositores Vinicius de Moraes y música de Antonio Carlos Jobim se inspiraron en la belleza de Heloísa Eneida Menezes Paes Pinto, a quien le escribieron la canción «Garota de Ipanema», un bossa nova cuyo nombre original fue «Menina que pasa», el cual se convertiría en un himno, luego de que en 1963 por Tom Jabim y João Gilberto la grabaran.
Fue tanta la fama, que el antiguo bar fue bautizado con el nombre de «Garota de Ipanema», un lugar que invita a la bohemia. Es un lugar que convoca a cientos de turistas cada día.
Cuando Eneida se casó, Jobim y su esposa fueron los padrinos de la boda.
Hoy, Eneida tiene una tienda de bikinis llamada Garota de Ipanema.
