Madrid, .- La ‘mujer-récord’ estadounidense Mikaela Shiffrin y el suizo Marco Odermatt, que, sin haberlo hecho de forma tan exagerada como la anterior, también ‘barrió’ esta temporada, recogerán, tras haber revalidado títulos, sus grandes Bolas de Cristal en la estación andorrana de Soldeu, que alberga a partir de este miércoles y hasta el domingo las finales de la Copa del Mundo de esquí alpino.
Shiffrin, que acaba de cumplir 28 años -el lunes: sólo dos días después de batir el récord histórico de victorias en el torneo de la regularidad del sueco Ingemar Stenmark (elevándolo a 87)- hizo saltar la banca en una temporada en la que sus proezas relegaron a un segundo plano a Odermatt, que, a los 25 y tras la retirada del tenista Roger Federer, se ha postulado para ser la nueva gran estrella del deporte suizo.
Odermatt recogerá su segunda gran Bola de Cristal; Shiffrin, la quinta, situándose a tiro de una del récord de la austriaca Annemarie Moser-Pröll, la gran campeona de los años 70.
Ambos revalidaron título antes de tiempo, haciendo insalvables las diferencias antes de las finales de la competición. El suizo lidera el torneo de la regularidad con casi 600 puntos sobre el noruego Aleksander Aamodt Kilde, mientras que Shiffrin mejora en más de mil puntos (una ventaja de escándalo) a la eslovaca Petra Vlhova, a la que casi dobla en unidades: 2.028 frente a 1.025.
Los dos han sido tan superiores que de Soldeu no sólo saldrán con el trofeo que acredita el triunfo final en la general, sino con otros dos más, cada uno: Shiffrin recogerá las Copas del Mundo de eslalon y de gigante; Odermatt, las de gigante y supergigante.
En Andorra queda poco por decidir, pero lo que queda promete emoción. En juego están la Copa del Mundo de supergigante femenino -el jueves- y la de eslalon masculino, el próximo domingo: la jornada que cerrará un torneo que empezó a disputarse el pasado 23 de octubre en el glaciar austriaco de Soelden (Tirol).
Las finales arrancan este miércoles con los descensos, dos clasificaciones ya decididas a favor de Kilde -el novio de Shiffrin- y de la italiana Sofia Goggia, oro olímpico en PyeongChang (Corea del Sur) y que en Grandvalira recogerá su cuarta Bola de Cristal en una disciplina en la que cuenta 17 de sus 22 victorias en Copa del Mundo.
El jueves, pase lo que pase, a Odermatt le entregarán la Copa del Mundo de supergigante, por la que lucharán en la otra prueba del día cinco esquiadoras. La italiana Elena Curtoni lidera con 332 puntos, 19 más que la suiza Lara Gut. La austriaca Cornelia Hütter es tercera, con 307, uno más que la noruega Ragnhild Mowinckel; y otra italiana, Federica Brignone, con 288, también aspira a capturar ese trofeo.
El viernes se dedicará a la lúdico-festiva, por intrascendente, prueba por equipos mixtas -puntúa para la Copa de las Naciones, que se volverá a llevar Suiza- antes de que el sábado se disputen el gigante de hombres, ya decidido a favor de Odermatt, y el eslalon de mujeres, cuya Copa se lleva por séptima vez Shiffrin.
El gigante femenino, ya decidido a favor de la súper-depredadora de Vail (Colorado), servirá el domingo de aperitivo para el plato fuerte de la jornada de cierre, el eslalon masculino. Sobre el papel, parece cosa de dos noruegos, Lucas Braathen y Henrik Kristoffersen, separados por 32 puntos (466-434). Daniel Yule, con 401 también aspira al Globo de la disciplina técnica por excelencia; y otro suizo, Ramon Zenhäusern, aún podría ganar ese trofeo, siempre y cuando se dé una carambola: tendría que ganar la carrera y esperar a que ninguno de los anteriores puntúe en Andorra.
Adrian R. Huber
