Bangkok.- El casco histórico de Bangkok amaneció este sábado entre detectores de metales y vallas colocadas en varios puntos de la zona, donde se prevé un amplio despliegue policial, ante la multitudinaria manifestación pacífica contra el gobierno y para la reforma de la monarquía prevista durante el fin de semana.
A pesar de la prohibición por parte de las autoridades, la protesta, organizada por varios grupos estudiantiles, tiene previsto reunirse desde hoy en el campus de la Universidad de Thammasat, una de las más importantes del país, para acudir el domingo a la Casa de Gobierno donde entregar un documento con sus demandas.
El recinto universitario cerró ayer las puertas y colocó un cartel para anunciar la clausura del campus hasta el lunes, por lo que los organizadores podrían optar por congregarse en la explanada de Sanam Luang, frente al Gran Palacio de Bangkok.
La Policía, apunta el medio local Khaosod, ha movilizado a efectivos antidisturbios y estima que unos 10.000 policías serán desplegados para tratar de controlar la manifestación.
También se han colocado vallas para acordonar el Monumento para la Democracia y barricadas en la Plaza Real de Dusit.
Desde las primeras horas del día centenares de personas han comenzado ha llegar a los puntos de reunión, para la que se espera sea una de las protestas con mayor asistencia desde que comenzó en julio a movilizarse los grupos antigubernamentales.
Entre sus demandas se incluyen una reforma de la Constitución y la disolución del Parlamento que consideran heredero de la antigua junta militar (2014-2019), liderada entonces por el actual primer ministro, el general golpista Prayut Chan-ocha.
Sin embargo, la petición más espinosa es limitar el poder de la monarquía, sometiéndola a mayores controles constitucionales y acabar con la ley de lesa majestad que castiga con hasta 15 años de cárcel a quien critique a la familia real, entre otras medidas.
El actual monarca, Vajiralongkorn, no ha heredado el carisma ni el respeto que despertaba su padre, el fallecido Bhumibol Adulyadej, y además pasa gran parte del año en Alemania, donde vive con su esposa, la reina Suthida, y una consorte real.
Desde hace décadas nadie se ha atrevido a pedir públicamente una reforma de la monarquía, lo que supone una ruptura generacional entre los universitarios y sus padres, muchos de ellos en contra de este debate.
