Manila.- Los asesinatos en la guerra contra las drogas de Filipinas aumentaron un 50 % durante la pandemia de la COVID-19, denunció este miércoles Human Rights Watch (HRW).
La policía mató a 155 personas en operativos antidroga entre abril y julio de 2020, frente a las 103 de los cuatro meses previos, entre diciembre de 2019 y marzo de 2020, según reflejan las estadísticas de la Agencia Antidrogas de Filipinas (PDEA, en inglés).
«Las muertes en presuntas redadas antidroga, que según en la policía son casi todas en defensa propia, han aumentado drásticamente en los últimos meses desde las 26 registradas entre julio y noviembre de 2019», lamentó hoy en un comunicado el representante de HRW en Filipinas, Carlos Conde.
La PDEA admite que unas 5.810 personas han muerto en estas redadas desde el inicio de la guerra contra las drogas, emprendida por el presidente Rodrigo Duterte en julio de 2016, cifra que la policía elevó el año pasado a 6.700, aunque luego revisó a la baja el dato.
Sin embargo, organizaciones humanitarias y grupos civiles aseguran que en el clima de impunidad que rodea la campaña antinarcóticos han sido asesinadas entre 27.000 y 30.000 personas, cálculo que avala la ONU.
«La cifra de la PDEA solo cubre las muertes en presuntas operaciones policiales antidrogas. Miles de sospechosos han sido asesinados por asaltantes no identificados, muchos de los cuales se cree que son policías vestidos de civil o vigilantes que operan en coordinación con las autoridades locales», aclaró Conde.
En toda la campaña, solo el asesinato del menor Kian de los Santos en agosto de 2017 derivó en una condena de culpabilidad a tres agentes de la policía implicados en la muerte.
Desde mediados de marzo, el gobierno de Duterte ha impuesto una estricta cuarentena en el país, especialmente dura en Manila, donde la policía, salpicada por numerosos escándalos de corrupción, es el cuerpo encargado de hacer cumplir las restricciones de movimientos que todavía imperan, lo que ha dado lugar a denuncias de abusos de derechos en algunos casos.
«El Consejo de Derechos Humanos de la ONU debería abordar una vez más la cuestión de las violaciones de derechos en Filipinas cuando se reúna este mes. Se espera que el gobierno continúe negando las acusaciones en lugar de ofrecer una respuesta constructiva. Pero como muestran sus propias estadísticas, las atrocidades en la guerra contra las drogas han empeorado, incluso cuando el país sufre lo peor en la región por la pandemia», criticó Conde.
Filipinas es el principal foco de COVID-19 en el Sudeste Asiático, con casi 242.000 contagios -5.900 son casos aún activos- y 3.916 muertes.
