Santo Domingo.- EL diputado Vinicio Castillo Semán sometió ante el pleno de ese hemiciclo una resolución que solicitaría al Gobierno la construcción de un muro en la frontera con Haití destinado a fortalecer el control migratorio en la zona.
El legislador de la Fuerza Nacional Progresista (FNP) Vinicio Castillo, aliado del oficialismo, pidió a la Cámara de Diputados aprobar su solicitud y declararla de «alta prioridad nacional», ante el peligro que, advirtió, significa el «continuo ingreso de haitianos indocumentados al territorio dominicano».
Castillo, quien recién juró al escaño en sustitución de su hermano Pelegrín Castillo, flamante ministro de Energías y Minas, dijo que de construirse, el muro tendría pasos para las entradas y salidas que demanden el comercio y otras actividades bilaterales.
El legislador sostuvo que pese a los esfuerzos de los organismos de seguridad, «es un hecho incontestable la fragilidad y debilidades recurrentes del control migratorio de nuestra frontera con Haití».
Consideró, en ese sentido, que el plan de regularización de extranjeros, puesto en práctica por el Gobierno hace una semana, se convertiría en un ‘boomerang’ para el país, debido a que la mayoría de los miles de haitianos establecidos localmente, no reúnen los requisitos de esa iniciativa dirigidos a regular su situación migratoria.
Advirtió que la mayoría de los haitianos resultarán inelegibles en el proceso, porque no podrán demostrar sus vínculos con el país, y Haití no les dotará de documentos.
«La consecuencia de esta situación será que en el futuro todos esos nacionales haitianos entenderán que el país les niega la regularización, y envalentonados por el respaldo que reciben de la comunidad internacional, producirán una poblada en todo el territorio nacional», advirtió Castillo.
El diputado sostuvo que Estados Unidos, y otras naciones han incluido la construcción de muros en el diseño de seguridad de sus fronteras, sin que esto haya derivado en situaciones de hostilidad o conflictos en las relaciones diplomáticas, económicas y culturales de las naciones envueltas.
República y Haití comparten una frontera de 400 kilómetros utilizada constantemente para el tráfico de personas, drogas, armas, vehículos y otros delitos, según han admitido las autoridades de ambos países
