SEVERO RIVERA
Santo Domingo. Ismael Miranda y José-Cheo-Feliciano pagaron una deuda que tenían con los dominicanos con buenos remanentes. El concierto bailable que protagonizaron anoche en el Teatro la Fiesta del Hotel Jaragua fue sin desperdicios.
Desde tempranas horas un público adulto acudió a la convocatoria y si que valió la pena. Sones y boleros se escucharon hasta pasadas las dos y media de la madrugada en el salón. La noche tuvo un tufo a varias décadas, esos años de la Fania All Star en la que ambos militaron y a sus tiempos como excelentes intérpretes de la música tropical.
Allí se bailó y la gente no quería abandonar la pista, querían violar el sol. Aquello es irrepetible. Ambos se la lucieron con la complicidad de una acoplada banda integradas por reputados músicos, encabezada por el maestro Rafael Labasta.