«Es una noticia desgarradora, especialmente tan cerca de la Navidad», dijo hoy el jefe de gobierno de Australia Occidental, Roger Cook, en una rueda de prensa en la ciudad de Perth, al expresar su simpatía hacia los habitantes «que han perdido sus hogares, posesiones y animales en este horrible incendio».
Ese enorme fuego en el suburbio semirural de Parkeville, a unos 34 kilómetros al este de Perth, arrasó también múltiples cobertizos, así como dañó o destruyó otras construcciones anexas, precisó el gobernante estatal.
Hoy, las autoridades de Australia Occidental siguen evaluado los daños causados por este incendio, que comenzó accidentalmente en la mañana del jueves, cuando un árbol cayó sobre cables de alta tensión, y se expandió rápidamente de forma descontrolada en las propiedades y en las carreteras, agregó Cook.
A pesar de que las llamas de Parkeville han sido controladas, los bomberos de Australia Occidental siguen trabajando arduamente contra decenas de incendios forestales en todo el territorio, siendo el más grave de ellos uno que se inició esta mañana en Keysbrook, a unos 73 kilómetros al sur de Perth, la capital de Australia Occidental.
El territorio de Australia Occidental, que es dos veces el tamaño de Perú, «aún no está fuera de peligro» ya que en los próximos días se enfrenta «a condiciones meteorológicas difíciles, especialmente el día de San Esteban», advirtió hoy el ministro estatal de los Servicios de Emergencias, Stephen Dawson.
El mes pasado, los incendios forestales que ardieron en otras zonas situadas al norte de Perth, la cuarta ciudad más poblada de la nación oceánica, calcinaron cerca de una veintena de viviendas y dañaron un centenar de postes de electricidad.
Australia, cuya temporada de incendios forestales comienza normalmente en noviembre, se enfrentará este año a un clima más seco del habitual debido a El Niño, un fenómeno natural provocado por las corrientes en el océano Pacífico que, agravado por el calentamiento global, podría ocasionar devastadores desastres.
Sin embargo, a lo largo de octubre ya se han registrado grandes y destructivos incendios forestales en los orientales estados de Nueva Gales del Sur y Queensland, que se cobraron la vida de al menos tres personas.
Las dos últimas temporadas de incendios de Australia han sido tranquilas en comparación con el catastrófico «Verano Negro» de 2019-2020, cuando cientos de incendios forestales destruyeron un área del tamaño de Turquía y dejaron 33 muertos.
