En un comunicado publicado este jueves, el servicio meteorológico francés explica que este septiembre ya fue el más caluroso con un primer episodio «inédito» del 3 al 11 de ese mes, cuando los termómetros estuvieron entre 4 y 7 grados por encima de los valores normales.
Luego vino un nuevo periodo «excepcional» entre el 27 de septiembre y el 13 de octubre, durante el que se batieron numerosos récords y se alcanzaron temperaturas propias del verano.
Aunque a partir de ahí hubo unos días más frescos, el termómetro en términos globales ese mes se mantuvo notablemente por encima de la media, de forma que fue el segundo octubre más caluroso, sólo superado por el de 2022.
En cuanto a noviembre -último mes del otoño meteorológico-, el flujo oceánico favoreció temperaturas suaves en toda Francia hasta el día 21, cuando entró una corriente de aire más frío, que se mantiene hasta ahora.
Durante el verano ya hubo temperaturas plenamente estivales de principio a fin y globalmente ha sido el cuarto más caluroso desde que empezaron los registros armonizados a comienzos del siglo XX.
A falta todavía del mes de diciembre, Météo France estima que la temperatura media en las estaciones de referencia en 2023 se situará en segunda posición de la serie, entre los 14,1 grados de 2020 y los 14,5 de 2022. Los 10 años más calurosos se han producido desde 2003.
Las temperaturas en las estaciones meteorológicas de referencia para el conjunto del año 2023 se prevé que estén entre 1,3 y 1,4 grados por encima de las medias del periodo de referencia 1991-2020.
La situación no es homogénea por todo el territorio, ya que mientras en la isla de Córcega y en Bretaña los termómetros han estado más próximos a esas medias, las anomalías más marcadas se han constatado en el noreste pero también en Auvernia (1,5 grados más en Estrasburgo o en Clermont Ferrand).
En cuanto a las precipitaciones, en las regiones de la fachada atlántica y en la mitad norte han sido durante los primeros once meses de 2023 entre un 10 y un 20 % superiores a lo habitual.
Por el contrario, ha llovido menos en Borgoña, Franco Condado y, sobre todo, en las regiones mediterráneas. Así, el déficit ha llegado a ser del 50 % en Niza y en Perpiñán.
