«Como resultado de los combates en la frontera entre la India y Birmania, en el estado birmano de Chin, ha habido un movimiento de nacionales birmanos al lado indio. Estamos profundamente preocupados con este tipo de incidentes cerca de la frontera», dijo el portavoz del Ministerio de Exteriores de la India, Arindam Bagchi, durante una rueda de prensa.
El portavoz de Exteriores reiteró la llamada de la India a poner fin a la violencia a través del diálogo.
La Fuerza para la Defensa del Pueblo Chin (CNDF), una milicia étnica opuesta a la junta militar de Birmana, afirmó haber arrebatado a fuerzas militares el control de una pequeña población montañosa, Rikhawdar, que mantiene un puesto fronterizo con la India.
Esta captura se produjo tras varios días de intensos combates en el noroeste de Birmania, que hicieron que entre 5.000 y 6.000 birmanos cruzasen la porosa frontera con la India en busca de refugio, según fuentes oficiales citadas por el diario Indian Express.
Bagchi, por su parte, rechazó dar un número preciso de birmanos huidos en esta última ola de violencia.
Entre los huidos se cuentan 42 soldados birmanos, que cruzaron esta semana en busca de refugio al estado de Mizoram, en el noreste de la India, donde entregaron las armas y se pusieron a disposición de las autoridades indias.
Según la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR), la India acoge a casi 75.000 personas procedentes de Birmania, tanto pertenecientes a la discriminada minoría rohinyá como huidos a partir del golpe de estado militar en el país.
Más de 200.000 personas han sido desplazadas en Birmania a raíz de los recientes combates lanzados por varias guerrillas étnicas contra la junta militar, mientras al menos 75 civiles han muerto y 94 han resultado heridos, según Naciones Unidas.
El levantamiento militar de 2021 puso fin a una década de transición democrática en Birmania y al Gobierno electo de la nobel de la Paz birmana Aung San Suu Kyi, encarcelada desde la sublevación.
Este golpe de Estado ha sumido a Birmania en una profunda crisis política, social y económica y ha abierto una espiral de violencia que ha exacerbado la guerra de guerrillas que vive el país desde hace décadas con la aparición de nuevas milicias antijunta.
