Ciudad de México, (EFE).- La novillada final del serial de la Plaza Arroyo al sur de la Ciudad de México finalizó este viernes con una oreja para Emiliano Osornio, el único espada de la noche, mientras que los cuatro novillos de los hierros La Antigua, Los Cues, José Arroyo y De Haro estuvieron bien presentados destacando la bravura del último. Se registró lleno en los tendidos.
La primera encerrona en los 52 años de la Plaza Arroyo demostró la falta de sitio del protagonista, Emiliano Osornio, quien por su juventud y pocos festejos aún tiene tiempo para adquirirlo.
En la final del serial en Arroyo los cuatro novillos se impusieron. Especialmente el tercero de la tarde proveniente de la divisa De Haro. El esperado hierro envío un ejemplar de 412 kilogramos bragado y con trapío.
La bravura mostrada por el animal en el primer tercio obligó a Osornio a tragar nervioso con el capote. Defendiéndose más que mandando, logrando, a pesar de ello, alguna media verónica de mérito.
El buen banderillero Claudio Montiel se expuso al poner pausa para reunir los palitroques en la cara de Mutuo, nombre del bovino, y recibió una cornada de tres trayectorias en el muslo derecho.
El novillo superó con su impetuoso viaje la muleta dubitativa de Osornio que pronto renunció a ligar, por la tanto mandar, tras ser desarmado dos veces.
Optó por realizar pases sueltos, pero fueron meros adornos. También ofreció semi tandas en redondos. Nunca logró finalizar quieto y el toro bravo le devoró continuamente las espacios.
Volvió sobre la mano izquierda y de nuevo perdió los trastos. Mató de buena estocada, el juez otorgó una injustificada oreja y el novillo fue despedido en merecido arrastre lento.
Abrió plaza un novillo de La Antigua bien presentado. Lo puso presto para la faena Osornio con medias verónicas. Se fue de lejos al caballo dos veces y aunque metía con decisión la testa, el de la Antigua emitió señales de debilidad.
Osornio en la fase de muleta se acopló con la derecha tras iniciar en paralelo. Al natural anduvo fuera de cacho pero ceñido. Un pase fue lo único rescatable.
El resto de la faena, con el astado parado, el espada se limitó a torear en redondo en feos arrimones. Como colofón dejó una tanda de derechazos construida con tirones. Recibió un aviso tras estocada caída.
El segundo de la tarde de la divisa Los Cues, de fina estampa, acudió al caballo tres veces, cada vez más lejos, pero en los encuentros mostró mansedumbre. Antes Osornio se probó en delantales a medio hacer.
Con la muleta la falta de casta hacía imprevisible la embestida del animal por el izquierdo y rebañaba por el derecho.
Por ambos pitones Emiliano tuvo precaución. En otra tanda al natural pudo exprimir un buen pase al de Los Cues. Nada más por destacar de la lidia concluida con el toro buscando las tablas donde acabó descabellado.
La ganadería de la casa, propiedad de José Arroyo, cerró plaza con otra res de buena presentación. El postrero requería de mucho sitio para tomar la muleta, Osornio citó en terreno de nadie y con esfuerzo ligó tres pases con la diestra.
Pronto se vino abajo el De Arroyo que al natural embestía con más bondad.
Así concluyó el ciclo de novilladas con el papel de los astados de De Haro como lo mejor de las seis corridas.
