La cita, que reunirá a obispos de una treintena de países del área mediterránea y a jóvenes de diferentes nacionalidades, tendrá en la inmigración uno de los temas centrales de la serie de actos que se celebrarán toda esta semana (coloquios, encuentros, diálogos ecuménicos, exposiciones…).
El papa Francisco clausurará los encuentros el próximo sábado, día en el que también ofrecerá una misa multitudinaria en el estadio Velodrome de Marsella ante unos 57.000 asistentes.
Un día antes, el pontífice encabezará un momento de oración y recogimiento en memoria de los migrantes y marinos muertos en el mar.
El Papa, que ha denunciado en repetidas ocasiones la situación de los migrantes, tanto su explotación por las mafias del tráfico como las muertes en tránsito, ha afirmado que el Mediterráneo es un cementerio de migrantes.
La situación ha recobrado actualidad con la nueva crisis en la isla italiana de Lampeduda, a donde han llegado unos 10.000 inmigrantes en apenas tres días durante la pasada semana.
Las autoridades francesas han puesto en marcha un amplio dispositivo de seguridad para la visita del Papa, que llegará el jueves, con un total de 5.000 agentes, a los que se sumarán otros 1.000 vigilantes de seguridad privados.
