Kim realizó estas declaraciones durante una visita a la provincia norteña de Kangwon para inspeccionar los daños causados por el tifón, según publica este lunes la agencia de noticias norcoreana KCNA, después de que el hermético país estuviera en alerta la semana pasada por la llegada del frente.
El dictador norcoreano señaló que unas «200 hectáreas de zonas agrícolas quedaron inundadas en Ogye-ri, principalmente debido a la actitud de trabajo crónica extremadamente irresponsable de los órganos de dirección agrícola y de las organizaciones del Partido en la región», según el citado medio estatal.
El Partido de los Trabajadores norcoreano «había llamado a todos los sectores y unidades a emprender pasos decisivos para reforzar con medidas preventivas y capacidades anticrisis con motivo de los desastres naturales que suceden cada año», subrayó Kim.
«Pero los oficiales de la región fueron desconsiderados ante las orientaciones estatales y no tomaron ninguna medida, y como resultado, la zona sufrió muchos más daños que otras regiones», añadió el líder, quien también urgió a «los sistemas de trabajo del Estado» a mejorar su preparación ante esos fenómenos, según KCNA.
Antes de la llegada de Khanun a Corea del Norte, los medios estatales habían anunciado la aplicación de «medidas preventivas» para evitar que el tifón tuviera un impacto negativo en la economía o las fuerzas armadas del país, y también llamaron a la población a extremar la precaución.
Se desconoce el alcance exacto de los daños causados por el fenómeno meteorológico, que antes de llegar a Corea del Norte dejó en el Sur 360 casos de inundaciones o infraestructuras dañadas y dos fallecidos.
La falta de infraestructuras hace que el empobrecido y aislado país sea aún más vulnerable a fenómenos meteorológicos extremos como lluvias torrenciales o inundaciones, que en años anteriores han dejado miles de desplazados y agravado su crisis alimentaria.