Casablanca (Marruecos),.- Supervivientes y familiares de las víctimas de los atentados terroristas de Casablanca de 2003 conmemoraron este martes el 20 aniversario de los ataques, los peores que ha sufrido el país magrebí y que dejaron 45 muertos, incluidos los doce terroristas suicidas.
Acompañados de niños de la asociación cultural Zenata, las víctimas se congregaron junto al monumento conmemorativo erigido tras los atentados en la céntrica plaza Mohamed V de Casablanca, donde colocaron retratos de los fallecidos.
Rachida Gdali, que preside la Asociación de Familiares de las Víctimas de los Atentados de Casablanca, explicó a los niños con palabras sencillas lo que ocurrió en aquellos sucesos, señalando la placa que lleva los nombres de las víctimas, entre ellas los de los cuatro españoles que murieron en los ataques.
Gdali perdió a su marido en el ataque contra la Casa de España, uno de los cinco lugares blanco de los atentados y donde murieron 24 personas. Según subrayó a EFE, cada año celebran este homenaje para concienciar a los jóvenes sobre el terrorismo.
«Nuestro país es de paz. Tenemos un mensaje para los jóvenes: el terrorismo solo deja huérfanos por parte de las víctimas y padres dolidos por parte de los autores», explicó Gdali.
El homenaje empezó con la lectura de algunos versículos del Corán y, acto seguido, los asistentes liberaron palomas en memoria de las víctimas. Los actos conmemorativos continuarán esta tarde en la misma plaza, con un segundo acto de otra asociación de familiares de víctimas del terrorismo.
Los ataques ocurrieron en la noche del 16 de mayo de 2003, cuando doce terroristas se inmolaron en cinco lugares distintos en Casablanca (la Casa de España, un restaurante italiano, un centro cultural judío, un hotel de cinco estrellas y un cementerio judío), mataron a 33 personas (entre ellas cuatro españoles, tres franceses y un italiano) y causaron heridas a más de cien.
Los autores (de entre 20 y 23 años) procedían del barrio chabolista de Sidi Moumen, en las afueras de Casablanca, donde fueron radicalizados y reclutados por terroristas entrenados en Francia pertenecientes al Grupo Islámico Combatiente de Marruecos, leal a Al Qaeda.
Desde entonces, el barrio ha sufrido una transformación gracias a un plan de urbanización que ha acabado prácticamente con las infraviviendas y cuenta con una línea de tranvía que lo conecta con el centro de la ciudad.
Tras los atentados, las autoridades marroquíes pusieron en marcha una masiva campaña de detenciones, criticada en su momento por oenegés de derechos humanos, y el país estrenó una dura política antiterrorista aprobada en 2003, que estipula entre otras medidas la ampliación del período de custodia policial hasta doce días en este tipo de delitos.
Más de 3.000 personas fueron arrestadas después de los ataques, de las cuales 2.112 fueron juzgadas y 903 condenadas, entre ellas 17 a penas de muerte. Según datos oficiales ofrecidos a EFE, actualmente 20 personas están en la cárcel por estos ataques, cumpliendo condenas desde 25 años de prisión hasta pena de muerte.
