Santo Domingo.- La señora Paula Taveras muestra orgullosa su flamante baño. Es la primera vez que tiene un inodoro en su casa, al igual que sus vecinos del Callejón 10 de La Ciénaga, un paupérrimo barrio de Santo Domingo donde se desarrolla un proyecto de la Cooperación Española.
Aún queda pendiente instalar baños en más de cuarenta viviendas, pero los veintitrés sanitarios instalados ya han supuesto un importante cambio de vida para una comunidad en la que sólo contaban con letrinas para hacer las necesidades básicas, cuando no se hacían directamente en bolsitas plásticas que terminaban en las cañadas.
Además de procurar higiene a estos humildes hogares, hechos con materiales frágiles y económicos, el proyecto ha permitido eliminar los fétidos olores que producía la inmundicia acumulada junto al lugar de descanso de las familias de Callejón 10, uno de los sectores de La Ciénaga con mayor índice de necesidades básicas sin atender.
FELICES CON SUS BAÑOS NUEVOS
Antes, «uno iba a las letrinas porque estaba obligado», pero sabiendo que la falta de higiene le puede traer enfermedades, explicó a EFE la señora Paula durante una visita al sector organizada por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) para comprobar los avances del proyecto.
Además, era incómodo usar las letrinas, «nosotros teníamos que brincar» al visitar el excusado, señaló a Efe Amable Taveras. «Esto fue de la noche a la mañana que ha cambiado todo», aunque todavía hay tarea por hacer hasta agosto, fecha prevista para que acabe el proyecto, de dieciocho meses de duración.
Teniendo un baño en la vivienda la vida cambia «mucho porque cuando tú te sientas en un baño que está limpio, higiénico (…) tú te sientes tranquilo», afirmó a EFE Marisa Medina delante de la puerta de su nuevo baño. «Estamos muy contentos y muy agradecidos», dijo, sonriente.
«Nosotros, como seres humanos, nos merecemos tener una vivienda digna», aseveró Marisa quien, al igual que sus vecinos, espera que lleguen más recursos para seguir acondicionando las viviendas de la comunidad, muy deterioradas debido a la mala calidad de los materiales con los que las levantaron.
EL PROYECTO
Ejecutada por la Asociación Solidaria Andaluza de Desarrollo, (ASAD) y la ONG Ciudad Alternativa con un presupuesto de 260.573 euros proporcionados por la Aecid, la iniciativa beneficia a 77 familias que viven con un elevado nivel de vulnerabilidad e insalubridad, al no contar con infraestructuras de saneamiento.
El proyecto ha supuesto la construcción de baños y cámaras sépticas, la colocación de filtros para el tratamientos de aguas, las conexiones a las viviendas y la pavimentación del Callejón 10.
También ha conllevado la elaboración de un plan de manejo y gestión, implicando a la comunidad en el mantenimiento y buen uso de las nuevas infraestructuras, proporcionándole la formación necesaria.
A escasos cinco kilómetros de algunos de los hoteles más lujosos de la capital dominicana, al Callejón 10 el agua solo llega dos o tres veces por semana, aunque nadie paga por el servicio.
Únicamente el 44 % de las familias dispone de baño exclusivo para su uso particular, el 21,6 % se ve forzado a compartir un inodoro con otras viviendas y un 25,7 % usan letrinas sin arrastre de agua, según datos facilitados por la Aecid.
Además, la descarga se hace de forma directa a la cañada que pasa cerca del sector, El Arrozal, que, si bien está cubierta, no cuenta con ningún tipo de tratamiento y termina directamente en el río Ozama, cuyos niveles de contaminación son bastante elevados.
EJEMPLO PARA FUTUROS PROYECTOS
La iniciativa incluye la elaboración de un plan de sostenibilidad y replicabilidad con las lecciones aprendidas que servirá de referencia para cualquier organización o institución que vaya a poner en marcha iniciativas similares.
Una de las coordinadoras locales del proyecto por parte de la ONG Ciudad Alternativa, Patricia Gómez, explicó a EFE que se trata de que el Gobierno tome esto «como muestra de que sí se puede», que es viable instalar «los sistemas sanitarios que requiere La Ciénaga completa» para devolver la salud al río Ozama y «dignificar la vida de las familias».
Gómez destacó el impacto de la materia fecal no tratada y la presencia de aguas contaminadas sobre la salud de las personas, algo que saben bien en esta comunidad, «una de las más castigadas por el cólera, la lectospirosis, la filariasis o el dengue», apuntó la coordinadora, que destacó que el proyecto ha supuesto un empujón importante para avanzar en otras necesidades del sector.