Roma, .- Si un alienígena aterrizase hoy en Italia, una de las primeras palabras que probablemente oiría sería «FantaSanremo». Tras un periodo de legítimo estupor, pronto entendería que se trata de un juego viral de apuestas sobre el popular festival de la canción inventado por unos amigos en un bar que ha enganchado a millones de personas.
Mañana, martes, arrancará el 73ª Festival de Sanremo y, como cada año desde 1951, los italianos se pegarán a la pantalla durante cinco noches atraídos por este concurso que siempre reserva momentos memorables, temas más o menos pegadizos, alguna que otra polémica y el nombre del futuro representante de Italia en Eurovisión.
Pero desde 2020 ha surgido un juego independiente de apuestas en el que cualquiera puede participar con un teléfono y que se ha convertido en una revolución con casi dos millones de jugadores: es el «FantaSanremo».
¿QUÉ ES EL ‘FANTASANREMO’?
En resumidas cuentas, funciona como las quinielas futbolísticas del país. El primer paso es elegir un equipo con cinco de los artistas que cantarán en el Teatro Aristón de Sanremo.
La elección no es libre: cada uno tendrá un precio que fluctuará según la demanda. Así, el jugador deberá montar su equipo con solo 100 «baudos», la moneda oficial, dedicada al presentador del festival en los Años de Oro, el mítico Pippo Baudo. Una vez cerrado el equipo, será el momento de sumarse a una de las cientos de ligas en las que competir.
PEZONES, LLANTOS Y BLASFEMIAS
Cuando el certamen dé inicio, los cantantes del equipo elegidos empezarán a sumar o restar puntos en función de lo que hagan sobre el escenario. Por ejemplo, si uno gana el premio de la Crítica se adjudicará 50 puntos; 5 si canta descalzo o 10 si muestra involuntariamente un pezón (10 por cada uno). Pero también puede perder posiciones en la tabla de «FantaSanremo».
Si un cantante se tropieza bajando la vertiginosa escalera del Ariston perderá 50 puntos -y puede que algún diente-, mientras que si su canción se ve interrumpida por problemas técnicos se dejará otros 50 o si pronuncia una blasfemia restará la satánica cifra de 66,6 puntos. El objetivo es simplemente pasar un buen rato siguiendo las largas galas de Sanremo, sobre todo entre grupos de amigos, porque no hay un premio, solo se compite por «la gloria eterna», explica a EFE uno de sus fundadores, Giacomo Piccinini.
EL BAR PAPALINA
La idea de un juego para seguir el festival surgió en 2020 en el bar Papalina de Porto Sant’Elpidio, entre una panda de amigos que quería «inventar algo para añadir diversión» al certamen. Aquel año reclutaron a 47 parroquianos del lugar. En 2021, la pandemia obligó al cierre del local y los amigos, músicos y trabajadores del espectáculo, decidieron organizarlo por internet. Así, los concursantes pasaron a ser 47.000.
La revolución había comenzado y el misterioso «FantaSanremo» empezaba a calar en los primeros artistas, como Colapesce y Dimartino o Piero Pelù, que interactuaban con el público o decían palabras presentes en el catálogo del juego. El éxito fue tal que un año después, en 2022, recuerda Piccinini, el sistema de internet del juego registró 100.000 usuarios, mientras que en esta edición ya supera los 600.000.
Por supuesto hay algún purista que critica este fenómeno por creer que desvirtúa el clásico Sanremo o condiciona el comportamiento de los cantantes, pues ganan puntos también por lanzar discursos feministas, en favor de la comunidad LGBT o en defensa del medioambiente. No obstante, la «bendición» llegó públicamente el año pasado del director artístico y presentador de Sanremo, Amadeus, artífice de su modernización en los últimos tiempos y descubridor de talentos como Maneskin o Mahmood.
«No podemos encerrar el concurso en una caja», zanjó, consciente de que los tiempos han cambiado también para este concurso musical, trampolín en el pasado para artistas como Laura Pausini.
UN TRABAJO NUEVO
El éxito de «FantaSanremo» ha sido tal que su portal de internet se ha perfeccionado, ahora cuenta con cinco grandes patrocinadores, como la cafetera Lavazza o la joyería Pandora, y se ha convertido inesperadamente en un trabajo para alguno de sus fundadores.
«En 2022 los gastos aumentaban con los usuarios y llegaron los primeros patrocinadores.
En 2023 todo ha explotado y alguno de nosotros ha dejado su trabajo para gestionar ‘FantaSanremo’. Al final se ha convertido en un empleo», explica a EFE Piccinini.
El juego se ha extendido como la pólvora por todo el país, pero también ha superado sus fronteras gracias a la magia de las redes sociales y ya tiene jugadores «en los cinco continentes», también en Sudamérica. «Nos falta solo la Antártida, aunque puede que haya algún científico que este año se anime», augura, irónico.
Gonzalo Sánchez
