Roma,- El economista Mario Draghi cumple un año al frente del Gobierno de Italia gracias a una gran coalición que solo él podía reunir, dada la discordia entre sus variopintos partidos, pero con el reto de agotar la legislatura en 2023 y culminar la recuperación de la pandemia.
El 13 de febrero de 2021 los augurios se cumplieron en Roma y el prestigioso expresidente del Banco Central Europeo juraba como primer ministro en el palacio del Quirinal ante el jefe del Estado, Sergio Mattarella, símbolos ambos de la estabilidad institucional.
Era un momento muy delicado para el país: el Gobierno de Giuseppe Conte acababa de caer por falta de apoyos, el virus corría, la campaña de vacunación acababa de arrancar y se debía empezar a pergeñar inmediatamente el salvavidas del Plan de Recuperación.
Las opciones de Mattarella, árbitro del damero político italiano, eran convocar a un técnico que lograra formar un gobierno de elevado consenso que sucediera a Conte o llamar a elecciones.
Y la solución pasó por un técnico, Draghi, quien logró reunir un gabinete de «unidad nacional» con todos los partidos, desde los progresistas Partido Demócrata hasta la ultraderecha Liga, excepto los ultras de Hermanos de Italia, que ejercen de única oposición.
UN GOBIERNO APROBADO
La coalición gubernamental por el momento no ha perdido miembros, tal y como suele ocurrir en la siempre agitada política italiana, y continúa recibiendo el aprobado de la sociedad, aunque empieza a manifestar cierto desgaste, según un sondeo de hoy de Tecné.
En concreto, el 55,1 % de los italianos confían en el Gobierno «de unidad nacional» de Mario Draghi un año después de su investidura, aunque el nivel de aceptación del economista sufre una contracción de un 0,3 % respecto a los datos del 2 de febrero.
Un cuarto de los encuestados suspenden su gestión, que en concreto es considerada «mejor» que el anterior gabinete por el 21 % de los encuestados, «igual» por el 43 % y «peor» por el 24 %, mientras que un 12 % no sabe o no contesta.
Sin embargo otro análisis, realizado por Quorum/Youtrend para SkyTg24, sitúa la confianza en el Gobierno Draghi en el 60 %.
UNA LARGA CAMPAÑA ELECTORAL
«El equipo de Gobierno es eficiente y proseguirá», resumió tajante el primer ministro en una rueda de prensa el viernes.
Esto porque el mayor temor es que la coalición entre en cortocircuito por el interés de cada partido de cara a las elecciones generales de la primavera del 2023. De hecho, nadie ignora que gran parte de este año tendrá visos de campaña electoral.
Y es que la política nacional adolece de una gran división, tal y como demostró la reciente elección del presidente de la República, para lo que los partidos fueron incapaces de consensuar un sucesor de Mattarella y acabaron obligándole a repetir a regañadientes.
Todos los sondeos apuntan por ejemplo al desgaste de la Liga de Matteo Salvini, dentro de la coalición gubernamental, pero sitúan como formación más pujante a los ultras de Meloni, sola en la oposición y que de vez en cuando ya aparece como primer partido.
Por otro lado Draghi ha tenido que desmentir los rumores de una posible candidatura suya a los comicios como una opción de centro, el camino que tomó otro tecnócrata llegado en momento de crisis, Mario Monti (2011-2013), con funesto resultado.
«Le respondo de manera totalmente clara: lo excluyo», respondió en una rueda de prensa tras el Consejo de Ministros a un periodista que le preguntaba si cabía la posibilidad de su candidatura.
El economista, con su habitual tono lacónico, lamentó que cada dos por tres se le postule para todo tipo de cargos.
«He visto a muchos lanzando mi candidatura para numerosos puestos por el mundo, mostrando un interés extraordinario por mí. Se lo agradezco mucho. Pero querría aclarar que si por casualidad quisiera trabajar tras esta experiencia (política), puedo encontrar un trabajo por mí mismo», zanjó.
POR LA RECUPERACIÓN
La prioridad absoluta de este último año de Gobierno Draghi será apuntalar la recuperación de la economía italiana, que cerró el 2021 con un crecimiento del 6,5 % de su producto interior bruto, el segundo mejor dato de la Unión Europea, después de Francia.
Otra meta será la inversión del Plan de Recuperación, dotado con unos 190.000 millones de euros del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia europeo, para paliar los estragos del coronavirus, y que según el primer ministro, «está yendo muy bien».
Pero hay otras sombras en el horizonte: la «preocupante» inflación que, avisó Draghi, «está agrediendo el poder adquisitivo de los trabajadores y, aunque aún no se vea, erosionando la competitividad de las empresas y el aumento de los precios energéticos.
