«Se ha abandonado el malabarismo con las letras, el jugar con las palabras; ahora hay artistas que lo trabajan menos, se sigue una fórmula en la que importa más cuántos seguidores tengas, una fórmula más pop» asegura el rapero alicantino en una entrevista con Efe.
Nach también celebra que «hay un montón de raperos que están haciendo cosas con mucha esencia», lo que conforma un panorama que evidencia que la música urbana «es más amplia y se ha universalizado», aunque en ese «océano inmenso» hay «de todo» y «es difícil encontrar grupos que te lleguen».
«Todo el mundo tiene su espacio, la vieja y la nueva escuela siguen conviviendo: mientras hagas cosas de calidad y sigas funcionando se pueden llenar salas, como le pasa a Kase.O o a SFDK», prosigue el MC, quien destaca que muchos raperos de la nueva escuela les siguen agradeciendo «el haber sido como su espejo, aunque vayan por otros sitios».
Y es que la cosa ha cambiado mucho desde sus inicios: allá por los 90, la posibilidad de dedicarse al rap era impensable, por lo que el artista «iba subiendo escalones y disfrutando del proceso» sin tener la meta de triunfar, mientras que a día de hoy todo es más de números» y «uno se puede hacer su propia movida desde su casa».
Así, como no se había planteado triunfar en el rap, aquel chaval de Alicante que empezaba a elaborar sus rimas y a rapear ni se habría imaginado que, veinte años después, tras el éxito de su primer libro de poesía, estaría publicando el segundo.
«Yo escribía para mí, sin ninguna continuidad, pero un día te plantean la posibilidad de editar algo y te lo empiezas a tomar en serio, ves que hay cosas de ti por descubrir y que puedes contarlas», continúa Nach, quien está «encantado” de todo cuanto le ha pasado porque «es un privilegio» y, a través de la expresión, le ha permitido «crecer como persona».
En «Silencios vivos», se desnuda ante el lector, consolidando una voz poética que va mucho más allá del rap -un mundo en el que es un referente nacional- y es perfectamente reconocible, con una cadencia particular que le sirve para reflexionar indistintamente sobre la sociedad, la fama, la masculinidad o el alma.
La obra termina como un «Me voy» que, lejos de ser una despedida, es un «hasta luego» a la poesía, ya que, si bien ya está pensando en su nuevo proyecto discográfico, Nach tiene «clarísimo» que va a publicar un tercer libro.
«Este viaje que estoy haciendo me viene muy bien a nivel terapéutico y personal, mientras que a nivel profesional voy encontrando formas nuevas de contar que también repercuten en mi rap», relata el rapero.
A pesar de haber explorado nuevas fronteras en su música en cada álbum y de haber triunfado en su aventura literaria, Nach sigue «en continua reinvención», buscando adaptar las formas de los nuevos tiempos a «mi manera, mi personalidad y mi esencia».
«Intento mantener la flexibilidad, estar abierto a todo lo nuevo que sucede en esta época que van tan rápido y en la que tienes que ir ofreciendo píldoras de cosas; no porque todo el mundo lo haga en Internet lo voy a hacer yo, pero también me gusta poner píldoras de mis temas en redes sociales, pero sin perder lo otro también», afirma.
Su horizonte va más allá de su décimo disco y su tercer libro, ya que a sus 45 años se ve «mejor que nunca» y tiene «mucho más claro» quién es, qué quiere hacer y cómo lo quiere hacer.
«Tengo mucho más claro cómo prepararme para afrontar un ritmo de vida que no es el normal, agotador en cuanto a viajes, lugares nuevos y situaciones de adrenalina», prosigue el MC, quien bromea con que el rapero estadounidense Ice-T está haciendo una gira por Europa con 61 años. «Así que, ¿por qué yo no?», concluye. EFE
