SANTO DOMINGO. La cuarta edición del Festival de la Calle Hostos va. Los reconocimientos a Freddy Ginebra, a quien está dedicada esta entrega, así como a José Antonio Rodríguez y a Miñín Soto se harán en la acera de la vía.
Van a respetar la disposición de la Secretaría de Interior y Policía que prohibió que el concierto se realizara en la vía como se había venido haciendo.
La celebración será en el parque Fray Bartolomé de las Casas, ubicado en las esquinas de las calles Padre Billini con Arzobispo Meriño.
Freddy Ginebra, el «duende» de Casa de Teatro concedió una entrevista a DL en la que habla de su pasión por la cultura, de su vida y por supuesto del homenaje.
P. ¿Qué sentiste al enterarte de la dedicatoria del IV Festival de la Calle Hostos?
R. Me miré y supe de inmediato que todos se habían dado cuenta de que era un hombre viejo. Desde que comienzan a hacerte homenajes y a entregarte diplomas, las señales del fin están cerca. «Gózatelo todo y celebra», me dije, para irme con una sonrisa en el alma pero nunca creerme nada, soy una simple excusa para la fiesta
P. ¿Cuándo y cómo te inicias en la animación cultural?
R. He hecho camino al andar como dice el poeta…, desde muy niño la vocación de servir ha estado presente en mi vida…. Pienso que es una condición de familia, de dominicano…, desde el colegio, luego la universidad, mi vida mirándola detenidamente, ha sido siempre la misma, pero con el tiempo se han consolidado los sueños….
P. ¿De qué conversas con los artistas jóvenes?
R. A los artistas los escucho más que hablarles. Si alguno pide mi opinión se la doy. Los jóvenes tienen sed de ser escuchados, de ser tomados en cuenta, de ser abrazados y si en algo he tenido éxito, ha sido por el poder de mis abrazos…, para más nada tengo talento. Un sentido abrazo es curativo y abre todas las puertas…
P. ¿Estás conforme con la ciudad? ¿Qué le sobra? ¿Qué le falta?
R. Santo Domingo se ha convertido en un enorme garaje en movimiento. No sé de donde han surgido tantos carros, tantos que la hacen una ciudad de tensión y pérdida de tiempo.
Con todo y eso, soy un capitaleño orgulloso cuyos orígenes son de Puerto Plata… A la ciudad le falta orden, cuidado, luz, protección…, pero bueno, con todo y eso, no la abandonaría nunca.
P. ¿Te has dado cuenta de todo lo que has hecho por el desarrollo cultural de esta ciudad?
R. Yo no he hecho absolutamente nada por este país…, solo he cumplido con lo que me dicta el corazón y obedecido mi necesidad de tender la mano y abrazar… Además, permíteme confesarte, he cobrado con creces todo lo que hago. Mi amor es interesado. En cada aplauso que escucho a aquellos que he tenido la oportunidad de servirle de puente o trampolín, siento un homenaje secreto y una dicha inmensa. He descubierto la alegría y la emoción más profunda en el regocijo y triunfo de los otros.
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Santo Domingo se ha convertido en un enorme garaje en movimiento. No sé de dónde han surgido tantos carros, tantos que la hacen una ciudad de tensión y pérdida de tiempo».
Freddy Ginebra
¿Acaso se puede pedir más?
P. ¿Qué lugares de la ciudad prefieres visitar?
R. Prefiero siempre visitar aquellos lugares donde esté un amigo…
P. ¿Qué piensas del bolero?
R. No sé cómo algunos pueden vivir sin boleros. El bolero es necesario para mantener la sanidad, la poesía, el deseo de vivir…, nos arrebata por momentos de a veces la dura realidad y nos inunda de nostalgia, de recuerdos, de amores vividos o por vivir… El bolero debería cantarse y bailarse todos los días como ejercicio de amor para mantener una permanente sonrisa que brote desde dentro… El bolero es pura vida… Estoy seguro que si cantáramos y bailáramos más boleros, los políticos serían más confiables, mucho más…, los boleros sensibilizan… y …
P. ¿Algún recuerdo de la calle Hostos?
R. La calle está llena de recuerdos de mi infancia y mi adolescencia… La casa de los Piantini donde vivía mi hermano Ramón y dormía muchas veces y estudiaba para los exámenes del colegio, los domingos en Los Imperiales a comer las mejores hamburguesas de la bolita del mundo con una batida de chocolate, un primer mitin del 14 de Junio, donde desde un balcón no recuerdo quién nos hablaba de un despertar, de libertad, de otro país… Un baile de la Unión Cívica para recolectar fondos donde me enamoré por trigésima vez y el amor duró lo que duran tres sets de merengues y seis boleros de «carita pegá». Si esta calle hablara, contaría muchas historias…
