Yuba, La selección de baloncesto de Sudán del Sur, el país más joven y uno de los más pobres y conflictivos de África, ha traído un cierto sentido de esperanza y reconciliación nacional al país al lograr la clasificación para los Juegos Olímpicos de París 2024.
Los sursudaneses han sido el equipo africano mejor clasificado en el Mundial de baloncesto masculino que se desarrolla en Japón, Filipinas e Indonesia, por encima de clásicos de la región como Angola o Egipto.
La clasificación olímpica, que se certificó el pasado sábado, ha representado un halo de alegría para el pueblo sursudanés, desgarrado por los conflictos de la última década tras su independencia, marcada por las decepciones de los políticos, que dividieron el país según criterios étnicos y debilitaron la esperanza colectiva que marcó los primeros años de la joven nación.
Las tensiones internas acabaron con las ilusiones de muchos de los 11 millones de ciudadanos, hasta que llegaron los jóvenes del equipo de baloncesto «Estrella Brillante», el sobrenombre de los africanos, y han otorgado al país un orgullo sin precedentes que se ha podido ver durante el transcurso del Mundial de la FIBA.
LOS SURSUDANESES, FIELES SEGUIDORES
La capital, Yuba, y muchas otras ciudades del país se engalanaron para animar al equipo a través de las pantallas que instalaron en calles, campos, estadios y clubes, mientras la vida prácticamente se convirtió en una fiesta semioficial: mucha gente dejó de ir a su trabajo para apoyar al equipo, convertido en una fuente de orgullo, unidad y cohesión.
El sentimiento de unidad que generaron estos jóvenes ya se pudo ver durante las eliminatorias africanas al Mundial, dónde en su primera aparición el conjunto sorprendió a todo el continente al encabezar la clasificación.
El ministro de Juventud y Deportes de Sudán del Sur, Albino Bol, acompañó al equipo nacional a Filipinas junto con la vicepresidenta, Rebecca de Mabior, y el asesor principal del presidente, Koul Manyang, para apoyarlo.
En declaraciones a EFE, el ministro apuntó que el «equipo ha conseguido un gran logro, ya que fue capaz de unir a las masas» del pueblo sursudanés «en un solo objetivo» y darle «el significado de obtener la independencia como un país libre, orgulloso de sus hijos».
Bol dijo que espera que el deporte arregle lo que la política ha echado a perder en Sudán del Sur, especialmente el baloncesto, que se ha vuelto muy popular. «Hemos olvidado todas las tragedias y divisiones y nos hemos unido detrás de la Estrella Brillante», remarcó.
RECONOCIMIENTO EN TODOS LOS NIVELES
En un mensaje de felicitación al equipo, el presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir Mayardit, dijo que «su participación en el Campeonato de Baloncesto es un gran logro» para el país y «representa una inspiración para las generaciones futuras».
«Su esfuerzo nos ha dado un gran aprecio en el mundo, nuestro himno nacional se ha vuelto resonante en todas partes y nuestras banderas han ondeado por el primera vez en un entorno tan elevado», añadió.
El responsable de la asociación de aficionados «Ultras de la Estrella Brillante», Khawaja Badir afirmó a EFE que «la llegada de Sudán del Sur a los finales es algo que merece orgullo y honor».
«La participación de estos jóvenes en el Mundial ha propiciado la reunificación de los distintos sectores de nuestro pueblo y hemos superado todas las amarguras y derrotas que nos provocaron nuestros dirigentes políticos, hoy nos hemos convertido en un solo pueblo detrás de nuestro gran equipo», sentenció.
EL VALOR MÁS ALLÁ DEL DEPORTE
Sarah John, una de las aficionadas que seguía los partidos de la selección a través de la pantalla del estadio de baloncesto de Yuba, dijo que «animar al equipo nacional» le devolvió la esperanza de que «Sudán del Sur todavía está bien».
«Estuvimos buscando un rayo de esperanza durante todo este período, agotados por las guerras y las noticias aterradoras, hasta que llegaron estos muchachos y convirtieron las calles de la ciudad en alegres fiestas tras la victoria sobre China, Filipinas y Angola», detalló.
Según el periodista y analista deportivo en Sudán del Sur Samuel Babtis, lo que el equipo consiguió en la calle es «el estado de orgullo que le ha faltado durante los últimos años».
«Hay un anhelo de unidad y cohesión que falta en el terreno, que es lo que les brindó la selección de baloncesto al clasificarse para el Mundial de Filipinas este año», afirmó.
«La mayoría de las estrellas de la selección crecieron en Europa, pero quieren dejar en alto el nombre de su país, por eso se unieron a la selección nacional para lograr este logro histórico», concluyó este periodista deportivo.