Roma, Una semana después de la muerte del ex primer ministro y magnate italiano Silvio Bersluconi, las propuestas para poner su nombre a lugares emblemáticos surgen en todos los rincones de Italia, como el aeropuerto de Milán-Linate, el estadio del Monza o el puente que pretende unir la isla de Sicilia con el resto del país.
El ministerio de Transportes, dirigido por Matteo Salvini, socio de la formación del magnate, Forza Italia, en la actual coalición gubernamental, «estudia con gran interés» la idea de nombrar «Silvio Berlusconi» al aeropuerto de Milán-Linate, el más antiguo de la ciudad en la que nació el político en 1936.
La iniciativa deberá contar con el apoyo de la familia, aunque hay quien considera que el que fuera tres veces primer ministro de Italia se merece apodar el aeropuerto de Milano-Malpensa, más importante (el segundo del país) y renovado durante su primer mandato.
«Lo hicimos Berlusconi y yo, él como primer ministro, yo como presidente regional. Así que era su aeropuerto, tanto como el mío», dijo el expresidente de la Región de Lombardía (norte), Roberto Formigoni, en el diario La Repubblica.
Por su parte, el actual líder regional, el conservador Attilio Fontana, quiere que el ático del Palazzo Lomardía, sede del Ejecutivo regional y uno de los rascacielos más altos de Italia, lleve también el nombre de Berlusconi. La idea espanta a la oposición. El Movimiento 5 Estrellas pide elegir en su lugar a personas que han servido al estado «con otros valores», como los emblemáticos jueces antimafia Falcone y Borsellino, asesinados por Cosa Nostra en 1992.
Y los progresistas de Partido Democrático tampoco dan su brazo a torcer: el alcalde de Milán, Giuseppe Sala, ha dejado claro que la placa con «Berlusconi» no aparecerá en ninguna calle de la ciudad hasta que pasen 10 años desde su muerte, como exige la ley de nombramientos honoríficos.
Una norma que el Ayuntamiento de Monza ya ha pedido derogar para que su estadio de fútbol luzca el nombre de su último propietario, el que llevó al equipo de esta ciudad lombarda de 120.000 habitantes hasta la máxima categoría del fútbol italiano.
En la carrera por situar el apellido «Berlusconi» en lo más destacado del país hay hasta propuestas sobre proyectos que aún no se han trazado en un plano, como el puente que pretende unir la isla de Sicilia con el resto de Italia y que el Parlamento acaba de aprobar.
Hace dos décadas Berlusconi hizo de ese puente una de sus grandes promesas electorales, pero cerró su tercer mandato renunciando al proyecto, una historia con la que varios parlamentarios de Forza Italia justifican ahora que el magnate dé su nombre a la obra faraónica.
