Kinsasa,.- Los intensos combates en el último año del grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23) y el Ejército congoleño en el este de la República Democrática del Congo (RDC) han intensificado una «crisis humanitaria» y acercado el «conflicto» a zonas urbanas, advirtió hoy el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
«Los combates, que anteriormente se limitaban al territorio de Rutshuru, se han extendido al territorio de Masisi, lo que ha desencadenado la huida de centenares de miles de personas hacia Goma, la capital de la provincia de Kivu del Norte», destacó el CICR en un comunicado.
«El conflicto se ha acercado a zonas urbanas densamente pobladas, algo que es extremadamente preocupante», señaló, por su parte, el jefe de la delegación en la RDC del CICR, Pascal Hundt.
Así, Hundt recordó a «todas las partes involucradas en este conflicto que deben respetar el derecho internacional humanitario, incluido tomando todas las precauciones posibles para proteger a los civiles y los bienes de los civiles durante los civiles».
Según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), más de 800.000 personas han tenido que abandonar sus hogares por estos combates, que se repiten desde marzo de 2021 y han permitido al M23 tomar numerosas áreas y localidades estratégicas en el noreste de la RDC.
De hecho, los insurgentes tienen en sus manos tres de las cuatro carreteras que conectan la urbe de Goma con el resto del país y han atacado las posiciones del Ejército congoleño a menos de veinte kilómetros de esa ciudad, una de las más pobladas del este de la RDC.
La única carretera que sigue bajo el control del Gobierno de Kinsasa es la que une Goma con la provincia de Kivu del Sur, una ruta poco utilizada por su mal estado.
«Esta crisis está en camino de convertirse en una catástrofe humanitaria», indicó la jefa de la subdelegación en Goma de la CICR, Anne-Sylvie Linder.
Linder advirtió de que «si los desplazamientos continúan, superarán nuestra capacidad de respuesta y la de las demás organizaciones humanitarias».
Algunas personas han tenido que recoger sus pertenencias y desplazarse en varias ocasiones a medida que los combates se acercaban a los lugares donde encontraron refugio.
Esto, sumado a la inseguridad de la zona, ha complicado el reparto de la asistencia humanitaria, dijo el CICR.
«La llegada más o menos diaria de nuevas personas desplazadas a Goma y sus alrededores está poniendo a prueba los servicios sociales esenciales y dificultando que los habitantes de la zona, tanto residentes como desplazados, accedan a lo que necesitan para sobrevivir, como alimentos, agua y atención médica», añadió la organización.
Los combates se suceden pese a que el alto al fuego ha sido declarado varias veces en el pasado sin que se haya cumplido, desencadenando también una escalada de tensiones entre la RDC y Ruanda por la presunta colaboración de Kigali con los insurgentes.
Ruanda siempre ha negado ese extremo, pese a que varios informes de la ONU confirmaron la cooperación.
Al mismo tiempo, Ruanda y el M23 acusan al Ejército congoleño de aliarse con las rebeldes Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), fundadas en 2000 por cabecillas del genocidio de 1994 y otros ruandeses exiliados en RDC para recuperar el poder político en su país de origen, una cooperación también confirmada por la ONU.
El este de la RDC lleva más de dos décadas sumido en un conflicto avivado por milicias rebeldes y el Ejército, pese a la presencia de la misión de paz de la ONU (Monusco). EFE
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