Con la cartelera porteña reactivada, de a poco también van apareciendo propuestas de teatro infantil. Una de ellas es El gato con botas, una nueva y muy actualizada versión musical del clásico cuento de Charles Perrault, que sigue vigente generación tras generación. La obra es una adaptación escrita y dirigida por Chacho Garabal, con música original de Lolo Micucci y coreografías de Flavia Pereda.
Con cuatro funciones en noviembre (la primera fue el domingo 7 y las siguientes serán el sábado 13 a las 14 y a las 16, y el domingo 28 a las 16.30), en el Auditorio Belgrano, esta versión está pensada y adaptada a la realidad actual, con reflexiones sobre la autoestima, la confianza en uno mismo, la empatía, el bien común y chicas empoderadas.
«Siempre me gustó mucho trabajar con el teatro para la familia, que tiene que ver justamente con generar reflexiones familiares, a través del teatro y provocar en los chicos una motivación de ir al teatro ya de pequeños», dice Garabal. «Porque parece que los chicos van al teatro sólo en vacaciones de invierno y creo que es un público que merece tener teatro todo el año«.
El elenco de esta versión está encabezado por Julián Pucheta (en el rol de “El Gato”), Christian Alladio (como Edmundo el Molinero), Flavia Pereda (como la Princesa Felicitas), Andrea Mango (la bruja), Wally Canella (el rey) y Veronica Pacenza (la cortesana y la aldeana), todos artistas premiados interpretando personajes clásicos, pero ambientados en este tiempo.
«Nosotros estrenamos lo que fue el primer infantil post pandemia en los jardines del Auditorio, con cuentos y canciones de María Elena Walsh y, además de que se armó un equipo creativo muy interesante, hicimos funciones con una cantidad de público sorprendente para ese tiempo, sobre todo para lo que es un infantil en esta pandemia», dice Garabal.
A partir de esa repercusión, apareció este nuevo proyecto. «El Gato con botas adquirió nueva popularidad, obviamente por la película Shrek, pero el cuento original habla no solamente de los engaños que hace el gato para transformar a un campesino en un marqués, sino en lo que le enseña el gato a este campesino que es a confiar en sí mismo. Y en eso nos enfocamos».