Bangkok,- Los opositores a la junta militar que controla Birmania iniciaron este miércoles un boicot de cuatro días a las celebraciones programadas por el régimen golpista con motivo del Año Nuevo budista.
Durante esta celebración, conocida en Birmania como Thingyan y que también se celebra -bajo otra nomenclatura- en otros países de la región como Tailandia, Laos y Camboya, son populares las grandes batallas de agua, mientras los más tradicionales acuden a solemnes ceremonias religiosas.
Las calles de Rangún, la ciudad más poblada del país, permanecen prácticamente desiertas, según las imágenes publicadas por testigos en las redes sociales, y contrastan con la muchedumbre y algarabía que registraba la urbe antes del golpe de Estado, perpetrado por los militares el 1 de febrero del 2021.
Mientras, unos cientos de personas acudieron a las celebraciones organizadas por la junta, según las imágenes retransmitidas por el canal público MRTV, controlado por el régimen golpista.
El medio independiente Mizzima publica hoy que las autoridades reclamaron en los días previos al Thingyan a propietarios de bares y hoteles que organizaran fiestas para conmemorar la fecha.
Desde el sublevamiento militar, los birmanos han expresado su rechazo al golpe y se inició un popular movimiento de desobediencia civil -impulsado por trabajadores sanitarios- que convocó una huelga indefinida para evitar trabajar bajo la administración castrense.
Este movimiento opositor reclamó a principios de mes que los birmanos no participaran en las celebraciones de Thingyan debido al temor de que la junta lo utilice como «propaganda» para vender la inexistente vuelta a la normalidad del país.
Además del boicot popular en Rangún, este acto de protesta pacífica ha sido replicado a lo largo del país.
Un grupo de monjes budistas en Mandalay, en el centro del país y segunda ciudad en habitantes, inició hoy, cuando están llamados a recitar oraciones para bendecir el inicio del año, una huelga de silencio y se negaron a participar en las ceremonias como rechazo a la junta militar, recoge el portal de noticias The Irrawaddy.
Algunos opositores mostraron su rechazo con pequeñas protestas con eslóganes como «No aceptamos el Thingyan fascista» o «La sangre que mancha las calles no se limpia con el agua del Thingyar», en referencia a la brutal represión ejercida por policías y militares contra manifestantes desarmados, publica el portal Khit Thit Media.
Al menos 1.745 personas han sido asesinadas a raíz de la violenta respuesta de las autoridades contra la disidencia pacífica, según los datos de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos en Birmania.
El país se encuentra sumido en una profunda crisis social, política, económica y humanitaria desde la asonada militar que terminó de golpe con una década de incipiente democracia y que ha exacerbado el conflicto armado en el país con milicias de minorías étnicas.
