Santo Domingo, Las labores de localización y rescate de los buzos italianos que desaparecieron el pasado sábado en la cueva sumergida El Dudú, en el municipio dominicano de Cabrera, María Trinidad Sánchez (noreste), se retomaron este jueves tras su suspensión el pasado martes.
Así lo confirmó a Efe el subdirector del Centro de Operaciones de Emergencias (COE), Edwin Olivares, organismo que trabaja con submarinistas de la Dominican Republic Speleological Society (DRSS) en la recuperación de los cuerpos, y que ya localizaron uno el martes, pero la «nula visibilidad» no permitieron rescatar el cadáver.
De hecho, la turbiedad de las aguas provocada por la remoción del sedimento y la estrechez del lugar fue lo que llevó a los responsables de la búsqueda a suspender las labores de rescate por una cuestión «de seguridad».
En total, son ocho los buzos que trabajan en la localización de los italianos, que fueron vistos por última vez cerca del mediodía del sábado adentrándose en las aguas de la cueva, cuya profundidad máxima es de 27 metros y tiene 800 metros de extensión.
Según señaló Olivares, los italianos alquilaron los equipos de buceo en un establecimiento local y para poder hacerlo, «tienen que tener licencia de buceo», tal y como dispone la normativa internacional.
Señaló, además, que «cualquier tipo de deporte extremo tiene unos estándares que se deben cumplir», y destacó la peligrosidad de aventurarse en este tipo de cuevas submarinas, tal y como indica un letrero en la entrada de El Dudú, donde se advierte del debido entrenamiento que debe poseer quien pase los límites de seguridad.
Los buzos de cuevas requieren de conocimientos y equipos específicos para hacer este tipo de inmersión, porque una cueva sumergida es una zona oscura y techada, que generalmente se encuentra a más de 60 metros desde la entrada.
Se diferencia de una caverna en que en estas últimas, existe un alcance de luz exterior y puede ser buceada por submarinistas de aguas abiertas, siempre y cuando el recorrido no sobrepase los 60 metros desde la entrada.EFE
