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Los Organismos Genéticamente Modificados pueden matar al mundo

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Natalia Kovalenko

La Voz de Rusia. Dieciocho millones de estadounidenses padecen enfermedades causadas por intolerancia al gluten. Según estudios recientes, el problema se debe el consumo de soja y maíz genéticamente modificados. Los médicos estiman que la humanidad está a punto de sufrir una nueva epidemia global.

Las dietas libres de gluten están cobrando popularidad. Y no es cuestión de moda. Para la mayoría de las personas, es una necesidad vital. El organismo se niega a digerir el gluten, proteína que contienen las semillas de las gramíneas. La intolerancia al gluten provoca trastornos del aparato digestivo y, por consiguiente, una amplia gama de enfermedades desde el autismo hasta el cáncer.
Audio: https://demo.www.elperiodico.com.do/wp-content/uploads/2014/03/B_SSHA-GMO-BOLEZNI_08-12-13.mp3?_=1
Dado que la sensibilidad al gluten ha crecido notablemente en los últimos veinte años, es obvia la relación de este fenómeno con el consumo de alimentos genéticamente modificados. La experta internacional en ecología y seguridad alimentaria, doctora en biología, Irina Iermakova, comenta:
–Hay un brusco aumento de los casos de esta enfermedad en las regiones donde abundan cultivos genéticamente modificados. Los casos de obesidad y diabetes también son más frecuentes desde la aparición de esa clase de alimentos en estas regiones. Además, aumenta la infertilidad. Esto es lo peor. Porque no se trata solamente de la infertilidad de las personas o los mamíferos, sino de una infertilidad universal que afecta prácticamente la totalidad de los organismos vivos. Esto puede destruir la biosfera porque también dejan de procrear los insectos y las bacterias útiles y desaparece la vegetación. En pocas palabras, los OGM son una bomba de reloj.
En el mundo no hay unanimidad de criterios para evaluar el peligro de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM). EEUU aplica ampliamente las respectivas tecnologías. Ni siquiera tiene una ley que obligue al productor a marcar los alimentos con contendido de GMO. China solo permite producir en su territorio algodón y papaya genéticamente modificados, pero importa también maíz y arroz con OMG. En Europa, los países que han renunciado definitivamente a cultivar los GMO son Austria, Alemania, Francia, Grecia, Polonia, Bulgaria, Luxemburgo y Hungría. En cambio, Ucrania se sumará próximamente a las naciones productoras de soja genéticamente modificada. El respectivo acuerdo ya se ha firmado.
El problema es que los efectos de los OMG sobre el medio ambiente, y concretamente, sobre el ser humano, aún se desconocen porque no se han llevado a cabo los respectivos estudios globales. Los científicos que trabajan para las grandes empresas productoras de OMG no logran ponerse de acuerdo con sus colegas independientes, detractores de las tecnologías de ingeniería genética en la agricultura. Ninguna de las partes confía en los experimentos de la otra. Y dado que el cultivo de cereales genéticamente modificados es más rentable desde el punto de vista comercial, se recurre al cabildeo legislativo para defenderlo.
La Asociación Nacional de Seguridad Genética de Rusia decidió resolver el problema de una vez por todas: prohibir los OMG, si son dañinos, o calmar a la población, si no representan ningún peligro. La directora de la entidad, Elena Sharóikina, explica:
–Se hará un experimento según unas reglas acordadas entre los partidarios y adversarios de los OMG y los que tienen una actitud neutral al respecto. Este verano nos visitaron nuestros colegas de EEUU, Francia y Reino Unido. Formamos un grupo de trabajo. Ya tenemos lista la metodología. Creo que este experimento es una noticia sensacional a escala mundial porque en los veinte años anteriores de uso comercial de OMG nadie ha juntado a científicos de diversos países y disciplinas para hacer un estudio completo determinando con el 100 % de seguridad el impacto de los OMG en los organismos vivos.
En 2017, Rusia también puede sumarse a los países productores de soja genéticamente modificada. De ello se habló este viernes en una conferencia de corporaciones agrarias nacionales en Moscú. Pero si el resultado del experimento resulta negativo, lo que, según expertos, quedará claro de aquí en doce meses, ni una sola semilla genéticamente modificada caerá en el suelo ruso.

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