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80% (Ni ellos se lo creen)

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POR JUAN TH
SANTO DOMINGO. Durante un buen tiempo Miguel Vargas aseguró que las encuestas le otorgaban entre un 96 y un 98% de las preferencias para convertirse en candidato presidencial del PRD, dejándole  el restante cuatro o dos% a sus insignificantes contendores, a los que no recibía en sus oficinas, ni le prestaba atención cuando hacían justos reclamos. (Las águilas no cazan moscas) Prefirió, como todos saben, reunirse con el presidente de la República, discutir y luego firmar un pacto, sin que los organismos del partido los autorizara. (Olvidó sus propias declaraciones de que el nuevo gobierno de Leonel, surgido de unas elecciones fraudulentas con el uso y abuso de los recursos del Estado era “legal, pero ilegítimo”)
Empoderado de un poder que las bases no le dieron, Miguel concertaba con los enemigos del PRD  mientras pateaba y humillaba a militantes y dirigentes de toda una vida de su partido. Nadie que no fuera de su tendencia podía ser dirigente del partido y mucho menos candidato en las elecciones congresuales y municipales. (Olvidó que  el que siempre vientos cosecha tempestades)
En noviembre del año pasado Hipólito Mejía admite que tenía 4% de aceptación y una tasa de rechazo muy alta. Para esa fecha no estaba decidido lanzarse al ruedo en busca de la presidencia de la República.
Como el hombre es él y su circunstancia, los hechos se le presentaron de tal manera que no tuvo otra opción que llamar a sus seguidores para reagruparse en un proyecto político. Y comenzaron las reuniones, los encuentros y las discusiones cada vez más intensas. Los del “dos por ciento y nunca jamás” fueron creciendo todos los días bajo su dirección. Pronto la militancia del PRD se dio cuenta de que el hombre era Hipólito, no Miguel. Y las simpatías se fueron volcando a favor del ex presidente.
Ha sido un año de trabajo político memorable. Todo un fenómeno. El hombre del “dos por ciento y nunca jamás” ya sobrepasa el 60%. Una encuesta le otorga un 67% contra un 23%. La percepción electoral para marzo del año próximo está cerca del 80%. Los papeles se han invertido. Ahora el dueño de la simpatía de las bases del PRD es Hipólito, no Miguel. Las razones son muchas.  Miguel cometió muchos errores, algunos infantiles. Y lo más grave: permitió que la táctica se tragara la estrategia. Hipólito, más experimentado, definió temprano sus objetivos a mediano y largo plazo. Aparte de ser un trabajador político las 24 horas del  día, de lunes a domingo, Hipólito es lo que más se parece al PRD.
Sin embargo Miguel insiste en que ganará la convención del PRD con el 80%. Lo mismo dicen sus voceros viejos y sus voceros nuevos. Todos mienten.  ¡Ni ellos se lo creen!
Si fuera cierto que Miguel tiene un 80% no anduviera conduciendo una funeraria recogiendo muertos y heridos políticos en cada esquina para presentarlos como aliados. Entre todos los que le han tributado respaldo no suman un 1 (uno) por ciento. (Las encuestas lo dicen, no yo)
Si fuera verdad que Miguel aun cuenta con el 80% de popularidad en el PRD no tendría en el aire una costosísima campaña publicitaria negativa en radio y televisión contra su compañero Hipólito, al que además lo unen lazos familiares. Esa campaña millonaria, de tener 80%, la tendría contra el gobierno de Leonel Fernández y el PLD, que se supone es el enemigo, no Hipólito.
Si fuera cierto que Miguel aun cuenta con el respaldo del 80% de los perredeístas no se le notara tan nervioso y desesperado, al igual que sus asesores extranjeros y criollos. No saben qué hacer, no saben cómo bajar a Hipólito de la cresta de la ola política. Están pensando en reeditar el fraude que le hicieron a Guido Gómez Mazara y a Tony Peña Guaba. No saben que será imposible. Llegó el momento de separar a los hombres de los muchachos.  Hipólito no permitirá que le hagan fraude. ¡Pena de la vida al que ose hacer fraude en la convención del PRD! ¡Pena de la vida!

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