Santo Domingo. El trompetista y compositor dominicano Porfi Jiménez, quien en 1954 se instaló en Venezuela, falleció el martes pasado a los 82 años, víctima de una septicemia.
Jiménez, un desconocido para algunos se destacó por su prolífica y variada oferta musical tropical en la que también incluyó el jazz.
El dominicano, que nació en Hato Mayor en 1928, pisó suelo dominicano por última vez el pasado año, cuando se montó un cónclave en el que se analizó el bolero en la ciudad de Santiago.
Fue quien produjo los éxitos del hoy fenecido intérprete venezolano Felipe Pirela (El bolerista de América), así como otras apuestas.
El saxofonista Crispín Fernández, quien lo trató durante largos años, definió a su amigo como un artista extraordinario. «Creo que después de Billo Frómeta fue el segundo ídolo de dominicano entre los venezolanos por sus trabajos», inidicó.
Comentó que el maestro Porfi Jiménez tenía una agrupación de jazz de primera y que la muerte lo sorprendió haciendo unos arreglos para una famosa agrupación de jazz norteamericana. «Hace poco tiempo la Orquesta de las Naciones Unidas, bajo la dirección de Rolando Briceño le hizo un tributo por sus aportes. De manera que hemos perdido a un gran ser humano y artista extraordiniario», indicó Fernández.
Entre 1955 y 1962 formó parte de muchas de las más populares orquestas del país, incluyendo las dos nacientes televisoras privadas venezolanas RCTV y Venevisión. Cursó estudios de música de Berklee, en Boston.
En 1963, finalmente formó su propia orquesta. Durante más de cuatro décadas, «Porfi Jiménez y su Orquesta» cosecharon numerosos éxitos como «Chi-vo Florete» y «Consentida», «Dolores» y «La hierba se movía».
Le sobreviven su esposa Pura de Jiménez y sus hijas Marita y Zoraida.
