Severo Rivera
Santo Domingo. Tuve la oportunidad de conocer a Juanes la última vez que visitó la República Dominicana. Tuve la oportunidad de conocerlo cuando vino y allí tuve el chance de tratarlo en un par de ocasiones, así como a su manager, Fernan Martínez. Su calidad humana me dejó gratamente impresionado.
Su éxito está cimentado en su calidad humana, ese es un don poco común en estos tiempos y especialmente en artistas. Ya tenía muy buenas referencias de amigos cercanos, del tipo de gente que es este joven.
He seguido sus pasos desde que se metió en la vorágine de la industria musical, sus propuestas musicales han tenido la acogida del público y su accionar en la vida ha sido un aliado para ganarse el respeto, así como el aprecio de sus colegas.
Me ha dado mucha satisfacción ver a Juanes con una iniciativa a favor de la paz en el América Latina, en el mundo. Es un mensaje que todos debemos reconocer, independientemente de las aristas políticas que pudieran tener. Como dice el estribillo de su canción…»Es tiempo de cambiar» y eso se logra con el ejemplo, no con la teoría.
Después del resonante éxito logrado el pasado 20 de este mes en La Habana, lugar al que convocó más de un millón de personas, han salido a la luz pública algunos problemas que se originaron previo al montaje. No justifico conductas, pero quienes tenemos experiencia en grandes montajes, sabemos de los roces y confrontaciones que se producen, la confrontación de criterio, entre otras motivaciones, generan traumas inimaginables. Eso quedó evidenciado un video que se ha colgado en la red, tratando de darle un color distinto.
Definitivamente, el ala radical del exilio cubano en Miami, y esto incluye a dueños de medios de comunicación están haciendo lo suyo para quitarle el mérito a la iniciativa de Juanes y con ello afectar a todos los artistas que participaron. El exilio debe entender que hoy soplan otros tiempos en el mundo, la lucha contra el régimen Castrista debe ser más inteligente, salvo, pero parece que no lo entienden.
Juanes dio un ejemplo al mundo, no merece el trato que le están dando algunas gentes en Miami.
