Río de Janeiro,- El Fiscal General de Brasil, Augusto Aras, ordenó este martes abrir una investigación para establecer si un diputado federal y un reconocido «influencer» brasileño practicaron el presunto delito de apología al nazismo en un popular pódcast.
Durante un episodio de «Flow Pódcast», emitido el lunes, el presentador e «influencer» Bruno Monteiro Aiub, conocido como «Monark», habría defendido la legalidad de un partido nazi en Brasil, mientras que Kim Kataguiri, diputado federal por el partido Podemos, habría dicho que fue un error de Alemania el haber criminalizado al partido nazi, según la Fiscalía.
La decisión del Fiscal General se dio por la repercusión que tuvo el caso «en la prensa y en el ámbito legal», que suscitaron una infinidad de solicitudes al Ministerio Público para investigar las declaraciones por apología al nazismo, incitación a la violencia, injuria racial e intolerancia religiosa.
Movimientos judíos, políticos, magistrados, actores y personalidades del país criticaron fuertemente las declaraciones de presentador y del diputado y recordaron el horror del holocausto nazi, en el que se estima que murieron unos seis millones de judíos.
En las redes sociales, la Embajada de Alemania en Brasil señaló que «defender el nazismo no es libertad de expresión», mientras que los magistrados de la Corte Suprema de Justicia Gilmar Mendes y Alexandre de Moraes enfatizaron que la apología al nazismo es un delito en Brasil, en mensajes publicados en Twitter.
El presentador «Monark», que este martes lamentó lo dicho y aseguró que sus declaraciones fueron producto del estado de embriaguez en el que se encontraba, fue retirado de la conducción del pódcast, mientras se adelanta la investigación.
Por su parte, el diputado Kataguiri aseguró en un comunicado que colaborará con la Fiscalía pero insistió en que fue malinterpretado y que su discurso «fue siempre antinazista».
De acuerdo con un estudio de la antropóloga Alessandra Dias, que investiga el tema desde 2002, los grupos neonazistas se han multiplicado en Brasil en los últimos años, donde hasta 2021 existían más de 530 núcleos extremistas.
