SEVERO RIVERA
SANTO DOMINGO. Las naciones que pueden exhibir desarrollo lo han logrado con un proyecto liderado por los encargados de dirigir esos procesos.
Si una empresa no cuenta no tiene sus prioridades establecidas. Es imposible lograr cualquier propósito sin ello.
Las fracasadas metas del milenio que no honró la República Dominicana según lo trazado por organismos internacionales, son en gran medida, una responsabilidad de quienes llevan las riendas del Gobierno, en este caso de la administración de Leonel Fernández.
Que el país figure en la posición 137 de 139, en la lista de los que peor educación sirven a la población en el mundo, es responsabilidad de la administración de Fernández. Es su culpa porque si bien es cierto que es el gobernante que más inversión ha hecho en la educación, no lo libera de su responsabilidad como gerente, pues no ha existido una política coherente para el fortalecimiento y desarrollo de la educación.
Ciertamente, como dijo hace pocas semanas el Presidente de la República, el problema de la educación no se resuelve con el 4%, porque es algo que va más allá de los recursos económicos. Hay que producir una revolución para la cual es necesario el concurso serio de todos los sectores sin importar los colores de la bandera política de cada quien. La ausencia de un proyecto de país en el que se establezcan metas es lo que nos tiene sin rumbo.
No podemos llegar a un buen puerto si los empresarios, políticos, religiosos y otras organizaciones propugnan por los que les conviene. El gobierno es quien está llamado a liderar los cambios, no con palabras, sino con hechos. La administración de Fernández, en este caso, tiene que enviar señales claras. Mientras eso no suceda, la República Dominicana vivirá el día a día. No avanzaremos, seguiremos siendo una nación presa del clientelismo y de políticos charlatanes que seguirán enriqueciéndose con los recursos del pueblo.
No puedo afirmar que el país está despertando con el movimiento que se ha gestado para reclamar que se cumpla con una Ley que establece el 4% del PIB para la educación. Las señales la envió inicialmente un sector social que habitualmente está ajeno a protestas, concitó la integración de mucha gente que lo ha sumido por conciencia. Otros, como suele suceder, buscan sacar provecho político a una valiosa campaña.
Es positivo que la opinión pública gire en torno al 4% para la educación y lun logro llamar la atención del Presidente y que en el día de ayer se reuniera con los representantes de la denominada coalición que dirige la coalición. El Presidente prometió 5,400 millones más para el presupuesto consignado a la educación para el próximo año.
La suma propuesta por el mandatario fue rechazada por quienes encabezan el movimiento.
No soy de los que asumen el predicamento de que algo es algo y con eso resolvemos. Los gestores de la coalición y quienes están detrás, tienen que ver más allá del 4%. No percibir su logro es perder la perspectiva del mañana. Radicalizar la lucha no ayudará. La sensatez debe imponerse. No conviertan en una comparsa una lucha tan seria. Tenemos que ver más allá del 4%.
