New York.- La pianista argentina Rosa Antonelli vuelve por segunda ocasión a la sala de conciertos del famoso Carnegie Hall de New York, con un programa de autores clásicos latinoamericanos.
«El Carnegie tiene un significado muy especial porque tiene una historia increíble con los debut de muchas obras de los grandes compositores del mundo. Muchos artistas hicieron la presentación aquí».
«Presentarse aquí es considerar que el artista llegó al máximo de su crecimiento. La sala tiene historia, elegancia y buena acústica», destacó Antonelli, que ya había ofrecido un concierto en una sala pequeña del Carnegie en 1998, que la llevó a ser declarada una «artista Steinway» por esa conocida compañía fabricante de pianos.
La pianista, que vive en Nueva York desde el 2000, se presentará en solitario el próximo 22 de octubre con un programa que incluirá «Champagne Waltz», del español Isaac Albéniz, y «Tres danzas argentinas», del argentino Luis Gianneo, en beneficio del fondo de becas de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC).
Antonelli, hija única de inmigrantes italianos, que no olvida sus orígenes, asegura que para ella es importante la solidaridad, por lo que ha ofrecido otros conciertos benéficos. «Cuando era niña decía a mi madre que quería ser monja para ayudar a otros. Para mí es algo natural. Tuve una niñez dura, no teníamos dinero».
«Mi madre, una actriz y cantante de ópera, y mi padre, ingeniero, perdieron todo durante la II Guerra Mundial y llegaron a Argentina sin nada. Mi madre tuvo que olvidarse de su carrera. Había que poner comida en la mesa.
Recordó además que sus padres pudieron pagarle una maestra particular y que practicaba en el piano de su profesora porque no fue hasta los 14 años que pudo tener uno propio, que aún conserva.
El programa en el Carnegie Hall incluye además obras de los argentinos Ástor Piazzolla, Ángel Lasala y Alberto Ginastera, del brasileño Heitor Villa Lobos y el mexicano Manuel Ponce , aunque admite que elegir los temas es «muy difícil».
«Estoy contenta de promocionar artistas clásicos latinoamericanos que tienen el mismo nivel de compositores tradicionales y, además, tienen formación europea. Ganaron becas, estudiaron, regresaron a sus países y mezclaron esa formación académica con la de su país y por eso es tan rico el lenguaje».
La argentina aún recuerda con emoción su presentación, a casa llena, en la sala de conciertos del Carnegie Hall, en 2011.
«Al final tuve tres ‘standing ovation’. Fui tan feliz que durante los siguientes15 días me despertaba a las 3 de la mañana diciendo ‘tengo que ensayar’ porque para mí fue un sueño», recordó Antonelli, que se ha presentado en Europa, África, Latinoamérica y EE.UU.
En el concierto de 2011 interpretó obras que incluyó en el disco «Remembranza: Remembrance of Latin Sounds», el primero que grabó para la compañía Albany Records, con la que debutó con temas de autores latinoamericanos, en su mayoría argentinos.
«Cuando pensaba en cómo titular el disco me preguntaba ¿qué tienen en común esos compositores? y me dije, lo mismo que yo siento como hija de inmigrantes: la melancolía porque su familia, sus ancestros están en Italia y el deseo de formar un nuevo hogar en un país nuevo».
Su siguiente disco y el más reciente, «Esperanza Sounds of Hope», sigue la misma línea de temas latinoamericanos y el próximo será de las piezas que tocará en su próxima presentación.
Antonelli, que comenzó a tocar piano a los cuatro años, estudió en el Conservatorio Nacional Superior de Música Carlos López Buchardo en Buenos Aires, ganó varios premios nacionales y becas para estudiar en Argentina y fuera de su país.
La pianista, que por 10 años fue solista y jefa de cátedras de piano en el Conservatorio Provincial de Buenos Aires y luego profesora en la Universidad Nacional de La Plata, aseguró además que radicarse en New York no fue fácil porque llegó sola, tuvo que lidiar con el idioma y extrañaba su país y amigos.
