Severo Rivera
Santo Domingo. Conocí J. Eduardo Martínez en la década de los años 80 cuando pertenecía al programa Panorama Farandulero y Algo Más que dirigían Carlos T. Martínez y Jochy Santos. En poco tiempo establecimos una amistad sincera que nos involucró en el día a día. En proyectos personales, así como de entidades sociales a las que prestó su servicios. Con J. Eduardo Martínez, cuyos restos depositomos ayer en el panteón familiar ubicado en el Cementerio Cristo Salvador, coseché una gran amistad que se mantuvo inalterable durante los días por venir hasta su lamentable deceso.
Se suele decir que cuando muere un conocido, amigo o familiar se alaban trayectorias. En el caso de J. Eduardo Martínez no. Su trato afable, calidad humana y cómplice de proyectos positivos le allanaron el camino para dejarse querer por quienes como yo, comenzábamos a transitar por la senda del periodismo. Entre su legado, está su estímulo para afrontar la vida y no decaer por más escollos que se presentaran. Su labor como presentador de televisión y comentarista nunca desentonaron.
Tuve el honor de participar junto a el en el programa radial «Aquí Santo Domingo» que producía junto a su entrañable amigo Estuardo Arias radio HIZ. Años más tarde la vida nos juntó de nuevo un el programa «De Tarde en Tarde», esta vez junto a Omar Liriano. Allí desarrollamos una labor que dejó muchos frutos en la comunicación.
Su talento lo llevó a la televisión y con la participación de otro gran amigo, Jochy Santos se juntaron para hacer historia con el programa «El Show de la noche». Allí comenzó una nueva etapa de la televisión criolla, pues desafiaron el tiempo para demostrar que se podía y que era lo que venía en la pantalla chica. En efecto, así fue, años más tarde, el horario se convirtió en el «prime time» de la televisión.
J. Eduardo Martínez fue el primer presidente de la Asociación de Cronistas de Arte. Con el soporte del también fallecido Freddy Beras Goico se creó la entidad y desde allí, Jochy Santos y Carlos T. Martínez, y otros gestores, llevamos el proyecto Acroarte hasta que se convirtió en lo que es hoy.
La obra en la comunicación de J. Eduardo le sobrevivirá, como la huella que dejó entre quienes tuvimos el privilegio de conocerlo. Junto a Carlos T. Martínez, Jochy Santos, Mundito Espinal, me dieron el apoyo para seguir adelante en el periodismo.
Paz a sus familiares y un fuerte abrazo a su viuda Soledad Robles.
