Brasilia, (EFE).- La cosecha de granos en Brasil, uno de los mayores productores y exportadores de alimentos del mundo, caerá un 6,7 % este año, hasta las 298,4 millones de toneladas, afectada por efectos climáticos adversos, según previsiones oficiales divulgadas este jueves.
La reducción se debe principalmente a la demora «en la regularización de las lluvias al inicio de la ventana de siembra», lo que ha provocado retrasos en las producciones de soja, indica la estatal Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab) en su último informe.
También han afectado negativamente «las escasas precipitaciones» durante parte del ciclo de cultivo, especialmente de maíz y soja, en los estados de la región centro-oeste, así como en São Paulo y Paraná; y el exceso de lluvias en Rio Grande do Sul, en el sur.
Pese a todo, las proyecciones indican que Brasil recogerá este año la segunda mayor cosecha desde que se tienen registros.
La caída en la producción contrasta, sin embargo, con el aumento del 1,6 % del área plantada, que está previsto que alcance las 79,8 millones de hectáreas, gracias al avance de las tierras dedicadas a la soja, el algodón, el frijol y el arroz.
En este contexto, se espera que la producción de soja caiga cerca de un 5 %, hasta las 147,4 millones de toneladas, por la falta de precipitaciones y las altas temperaturas en las regiones productoras.
Según las previsiones, la cosecha de maíz llegará en Brasil a las 115,7 millones de toneladas, lo que supone un descenso del 12,3 % con respecto al anterior ciclo.
En cambio, la producción brasileña de arroz subirá 5,5 %, en línea con el algodón (+15,1 %) y el frijol (+7 %).
Sin embargo, las previsiones podrían empeorar en los próximos meses debido a la extrema sequía que azota Brasil en estos momentos.
Según las autoridades, es la peor sequía de los últimos 75 años, lo que ha favorecido la propagación de cientos de incendios forestales en diferentes latitudes del país, desde la Amazonía hasta el estado de São Paulo, donde el fuego ha consumido numerosas producciones de café y azúcar.
El sector agrícola es uno de los motores económicos de Brasil, la mayor potencia de América Latina, y su impacto fue clave el año pasado para que el país superara las expectativas y creciera un 2,9 %.