Nairobi(EFE). Con una media de edad de 19 años frente a los 63 de sus líderes, miles de jóvenes de la generación Z han salido a la calle en Kenia, Nigeria y Uganda para protestar por la falta de atención a sus preocupaciones, el coste de la vida y la corrupción generalizada.
Julius Wanyama, abogado de la organización pro derechos humanos Haki Yetu, señala que existe una brecha entre jóvenes y mayores. “Los adolescentes reciben una educación muy buena, pero los gobiernos no crean oportunidades de trabajo”, afirma Wanyama. Esta situación desencadenó las protestas en Kenia el 18 de junio.
África posee la población más joven del planeta, con Níger, Uganda y Angola a la cabeza de los países con la edad promedio más baja. Sin embargo, la edad media de los dirigentes africanos es de 63 años, según el Wilson Center, contrastando con la juventud de sus ciudadanos.
La disposición de los jóvenes a arriesgar sus vidas en las protestas, a pesar de la fuerte represión policial, muestra su desesperación. Los manifestantes piden voz en la toma de decisiones políticas y lamentan la falta de oportunidades para mostrar su talento y contribuir al desarrollo económico. “La brecha ha llevado a que muchos jóvenes sean maltratados en lugar de ser vistos como impulsores del avance del país”, agrega Wanyama.
Históricamente, las movilizaciones en África han sido lideradas por políticos opositores. Sin embargo, las recientes marchas han sido impulsadas por la generación Z a través de las redes sociales, sin líderes oficiales. Sarah Bireete, fundadora de la ONG Centro para la Gobernanza Constitucional en Uganda, destaca que esta nueva generación tiene el conocimiento para exigir rendición de cuentas a los líderes. No obstante, enfrentan retos como arrestos brutales y un engorroso proceso judicial que utiliza los tribunales para castigar a los disidentes.
En Kenia, las movilizaciones comenzaron contra un proyecto de ley para aumentar los impuestos y evolucionaron hacia un movimiento antigubernamental, resultando en el asalto al Parlamento el 25 de junio. La represión policial dejó al menos 50 muertos, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Kenia (KNCHR).
En Uganda, los jóvenes llamaron a marchar hacia el Parlamento con el lema «¡Paren la corrupción!», pero fueron rápidamente reprimidos y más de 90 personas fueron arrestadas. En Nigeria, las protestas por el alto coste de la vida el 1 de agosto resultaron en la muerte de al menos 21 personas.
Los abogados coinciden en que los jóvenes, al descubrir su poder en el espacio público, deben asumir gran parte del liderazgo en África. Bireete destaca que tienen la ventaja de ser mayoría, mientras que Wanyama apunta a la falta de estrategia como un desafío. “Esa falta de orientación ha llevado a muchos jóvenes a temer volver a salir a las calles”, concluye Wanyama.
El movimiento joven en África sigue creciendo, con un claro llamado a ser escuchados y a obtener el cambio que desean en sus países.
