Madrid, (EFE).- El aumento «exponencial» de personas extranjeras que piden asilo en España a su llegada por el aeropuerto madrileño de Barajas desbordó las salas habilitadas para atenderles, en un año «récord» de llegadas de migrantes por vía marítima a las islas españolas de Canarias (Atlántico).
A punto de acabar 2023, la situación en el aeropuerto madrileño -que llevó a los jueces a pedir acciones al Gobierno- obliga a mirar también hacia este foco de entrada de extranjeros en situación de vulnerabilidad, tras un año con los ojos puestos en el mar.
Según el Ministerio del Interior, hasta el 15 de diciembre, a España llegaron 51.739 inmigrantes por esta vía, de los que casi el 72 % arribaron a Canarias, región que superó el pasado noviembre las cifras de la llamada «crisis de los cayucos» de 2006.
«Hacinamiento» en Barajas
Esta semana saltaron las alarmas sobre el aeropuerto de Barajas, donde en los últimos meses se ha disparado el número de solicitudes de asilo por parte de personas que ven sus derechos fundamentales amenazados en su país de origen.
A raíz de una queja de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), tres Juzgados de Madrid afirmaron el pasado viernes que han constatado que los demandantes de asilo que esperan allí a que se admita a trámite su petición, se encuentran en una «situación de hacinamiento» en las salas habilitadas en dos de las terminales del aeropuerto.
Según recogieron los jueces en su acuerdo, la Policía de Madrid informó que ambas salas suman una capacidad de 156 personas, pero acogen a 244 personas, 19 de ellos menores de edad.
Y explicó que desde el pasado mes de agosto el incremento de solicitudes de asilo en frontera ha sido «exponencial», pasando de 767 demandantes desde agosto a noviembre de 2022 a 1.357 en el mismo periodo de 2023.
Fuentes del Ministerio del Interior consultadas por EFE, informaron de que este departamento habilitará, de forma provisional, nuevos espacios dentro del aeropuerto para atender a los migrantes, como medidas «coyunturales».
Situación sanitaria «preocupante»
Fuentes sindicales denuncian una situación sanitaria «preocupante» y la existencia de grandes cantidades de basura por los suelos, además de una plaga de chinches que en los últimos meses obligó a desinfectar las salas en dos ocasiones.
La mayoría de los migrantes que solicitan asilo al llegar al aeropuerto proceden del continente África, y en los últimos días llegaron algunos desde Somalia con pasaportes falsos de Kenia comprados a la Policía de allí, y también de Casablanca (Marruecos) llegaron 21 menores no acompañados.
La coordinadora estatal del Servicio Jurídico de CEAR, Elena Muñoz, explicó que estas infraestructuras están pensadas para que las personas esperen allí hasta un máximo de 10 días y, con el aumento de llegadas, permanecen hasta 25, con los problemas para la intimidad y la higiene que esto conlleva.
Según datos de Interior, entre el 1 de enero y el 30 de noviembre de este 2023, España recibó 152.250 solicitudes de asilo, casi un 22 % más que en todo 2022.
Los policías, «desbordados»
Fuentes sindicales aseguraron que los policías que realizan allí las entrevistas para la solicitud de asilo están «desbordados» y, «debido al colapso», se están admitiendo a trámite prácticamente todas las peticiones, pese a que la mayoría de solicitantes no reúnen las condiciones.
Con ello coincidió también un responsable policial consultado por EFE, quien informó de que la gran mayoría de las personas que llegan a España y van a ser devueltas solicitan en ese momento asilo para evitarlo, lo que considera un uso «torticero» de este mecanismo y un «fraude de ley».
Para el reconocimiento de este derecho, la legislación exige que el solicitante sea víctima de persecución en su país por, entre otros, motivos de raza, religión, opiniones políticas u orientación sexual, y que esta persecución constituya una violación grave de sus derechos fundamentales.
Sin embargo, desde CEAR niegan que se estén admitiendo más peticiones que antes debido al mayor volumen de solicitudes, y piensan que los solicitantes son «merecedores» de ello, ya que proceden de zonas en conflicto como Somalia o donde no se respetan los derechos de las mujeres, como Guinea.