Bangkok, (EFE).- La junta militar de Birmana, que detenta el poder desde el golpe de Estado de febrero de 2021, admitió el riesgo de fragmentación del país que supone la ofensiva lanzada por una poderosa alianza rebelde cerca de la frontera con China.
Durante una reunión del consejo de seguridad, en la que participó el líder de la junta militar, el general Min Aung Hlaing, entre otros dirigentes vinculados al régimen castrense, el presidente birmano, Myint Swe, subrayó la importancia del ataque rebelde.
«Si el gobierno no gestiona eficazmente los incidentes que ocurren en la región fronteriza, el país se dividirá en varias partes», remarcó Myint Swe en la reunión, celebrada ayer, y según publica este jueves el diario oficialista The Global New Light of Myanmar.
Desde el ataque, iniciado el 27 de octubre por la Alianza de la Hermandad -conformada por tres guerrillas étnicas- en el nororiental estado Shan, los rebeldes han logrado arrebatar a los militares y sus aliados el control de varias ciudades cerca de la frontera con China y las principales carreteras y puentes que unen ambos países.
Un número indeterminado de soldados ha perdido la vida -conforme reclaman los rebeldes-, mientras que la ofensiva y la consiguiente respuesta militar «ha provocado bajas civiles y desplazado a más de 30.000 personas», según el portavoz del secretario general de la ONU, Stephane Dujarric.
«Estos eventos pueden dañar las relaciones entre Birmania y China», señaló por su parte durante la reunión Min Aung Hlaing, al tiempo que acusó a los rebeldes de estar involucrados en varias actividades ilícitas, como la producción de droga, según el medio oficialista.
El área afectada por los combates de la alianza, en la región de Kokang, es conocida por albergar casinos y por la trata de personas que son obligadas a participar en ciberestafas, lo que ha provocado que China pida a la junta birmana que acabe con estas mafias.
Tras la ofensiva rebelde, el gigante asiático -uno de los principales aliados de la junta militar birmana- instó a Birmania a cooperar con Pekín para «mantener la estabilidad» en la frontera común, durante la visita a Naipyidó a principios de mes de un alto representante del Ministerio chino de Exteriores.
El golpe de Estado de 2021 ha sumido a Birmania en una profunda crisis política, social y económica y ha abierto una espiral de violencia que ha exacerbado la guerra de guerrillas que vive el país desde hace décadas.