Sídney (Australia), Los bomberos de Australia trabajan este miércoles para contener varios incendios en la región sureste del país, al paso que las autoridades ahora advierten sobre inundaciones repentinas a medida que las fuertes lluvias apagan las llamas pero elevan los niveles del agua en los estados de Nueva Gales del Sur y Victoria.
En Nueva Gales del Sur, el estado más poblado de Australia, el fuego ardía sin control en la región de Bega Valley, donde las autoridades llegaron a emitir una alerta de evacuación la víspera y han confirmado la destrucción de tres viviendas.
De acuerdo con el Servicio de Bomberos Rurales de Nueva Gales del Sur, las llamas se extienden por un área de 5.200 hectáreas y «continúan ardiendo cerca de casas» en las localidades de Cuttagee, Barragga Bay, Murrah, Bunga y Goalen Head.
El jefe de la institución, Rob Rogers, confirmó que tres casas fueron destruidas por el incendio en el valle de Bega, que ya había sido devastado por los fuegos del llamado «verano negro» de 2019-2020, que calcinaron unos 24 millones de hectáreas y afectaron a unos 3.000 millones de animales.
Las autoridades igualmente informaron de que un hombre resultó herido tras la caída de un árbol y fue ingresado en un hospital de la región con heridas leves.
Durante una visita al local, el primer ministro australiano, Anthony Albanese, tildó la situación de «una experiencia increíblemente traumática», mientras que el gobernador de Nueva Gales del Sur, Chris Minns, instó a los ciudadanos a «prepararse para un verano aterrador».
Ya en Victoria, el segundo estado con más habitantes del país oceánico, alrededor de 17.000 hectáreas ardían y, según la Oficina Australiana de Meteorología, «actualmente hay varios incendios en el nivel de Advertencia de Emergencia» en la región mientras «que algunas localidades han recibido órdenes de evacuación».
Sin embargo, menos de 24 horas después de que el fuego consumiera buena parte de la zona, los servicios de emergencia emitieron una alerta para «inundaciones repentinas» debido a la llegada de un fuerte frente frío y lluvias torrenciales.
Si por un lado la lluvia y las temperaturas más bajas tienen el «potencial de extinguir» muchos de los incendios en curso, por otro la Oficina Australiana de Meteorología advirtió de los riesgos para «lluvias de moderadas a intensas, tormentas eléctricas aisladas y vientos dañinos en las partes central y oriental del estado».
Se ha emitido «una advertencia de clima severo por vientos dañinos y fuertes lluvias para partes del centro y este de Victoria», que podrían provocar «inundaciones importantes», precisó la Agencia.
Australia, que sufrió un «verano negro» de 2019-2020, cuando 33 personas perdieron sus vidas por una ola incontrolable de incendios, se enfrentará este año a un clima más seco del habitual debido al El Niño, un fenómeno natural provocado por las corrientes en el océano Pacífico que, agravado por el calentamiento global, podría llevar a devastadores incendios.