«La existencia de armas nucleares representa una seria amenaza para la humanidad. Como nación de paz, abogamos por su absoluta eliminación y la resolución pacífica de los conflictos», dijo el mandatario en un mensaje publicado en su cuenta en la red social X (antes Twitter).
El pasado 22 de septiembre, Panamá se convirtió, junto a Noruega, en copresidente del proceso para implementar el tratado que prohíbe los ensayos con armas nucleares, el CTBT, que ha sido ratificado por 178 países pero cuya entrada en vigor está bloqueada por apenas ocho gobiernos, Estados Unidos entre ellos.
La decisión se anunció durante una conferencia sobre el tratado, con motivo de la Asamblea General de la ONU, celebrada en Nueva York hasta este martes.
La cita tiene lugar cada dos años, con el objetivo de impulsar la ratificación del CTBT, que cuenta con el apoyo de grandes potencias nucleares como Rusia o el Reino Unido, pero que no puede entrar oficialmente en vigor hasta que no lo ratifiquen ocho países clave, entre los que se encuentran Estados Unidos, China, Israel, India o Pakistán.
Estados Unidos y China han aceptado el tratado pero no lo han ratificado, lo que impide, entre otras cosas, el envío de personal y material a los antiguos lugares de ensayos nucleares que continúan en uso.
Países como China o Estados Unidos se encuentran desde hace años evaluando la renovación de sus arsenales nucleares, y se teme que la situación lleve a una nueva era de ensayos, que han causado graves problemas de salud a generaciones de «downwinders» (las personas que viven contra el viento de los lugares de pruebas nucleares) desde el desierto de Nevada a las estepas de Kazajistán.