Nairobi, Cuerpo y mente en armonía, movimientos fluidos, contacto físico y técnicas de defensa personal callejera son las claves del kenpo kárate, explica a EFE en Nairobi el español Adolfo Luelmo, uno de los máximos exponentes de este arte marcial que, asegura, ha llegado a África para quedarse y crecer.
«El kenpo kárate o kenpo americano no se practicaba como tal en Kenia ni en el continente. Ellos hacían un kenpo ‘sin apellidos'», dice a EFE Luelmo, que la semana pasada viajó a la capital keniana para dar clases a alumnos de artes marciales. Con sólo catorce años, Luelmo consiguió el cinturón negro en kenpo y con cuarenta y ocho se convirtió en el único español en tener el décimo dan (máximo nivel de esta disciplina), convirtiéndose entonces en un «Gran Maestro».
Ahora, Luelmo busca en Nairobi que sus alumnos practiquen el kenpo kárate con la «pureza» de su creador, el «Gran Maestro» Ed Parker. Si bien África no es ajena a la lucha libre e incluso cuenta con muchas modalidades nacidas en este continente, el kenpo americano no llegó a Kenia hasta hace dos años, cuando el español comenzó a impartir clases en línea desde la Federación Internacional Luelmo Kenpo Estudios (ILKSF), una fundación sin ánimo de lucro.
Entonces, se sorprendió por las ganas de aprender de los kenianos. «Deberíamos aprender de ellos. La forma de entrenar aquí, con recursos escasos, les hace mejores artistas marciales y mejores kenpoistas», explicó Luelmo. Kenia no es el único país africano en el que la ILKSF está presente. La fundación trabaja en cincuenta países de todo el mundo, incluido Senegal, República del Congo, Mauritania, Argelia, Marruecos y pronto se extenderá a Sudáfrica.
EL PODER DEL KENPO
Con los pies descalzos sobre el tatami, los instructores kenpoistas imitan los movimientos y técnicas de Luelmo y combaten con él, recordando que este arte marcial nació como una forma de autodefensa callejera. Desde sus inicios en los años 30, el kenpo kárate viajó, evolucionó y se fusionó con varias artes marciales y maestros de diferentes partes del mundo, adquiriendo influencias de karatekas de China, Japón y Estados Unidos (principalmente Hawái).
«Lo primero que enseño es que hay que ser consciente del poder que tiene el kenpo. El impacto de un golpe es la sucesión de ellos, trabajamos la continuidad de movimiento», dice Luelmo. Además de las manos, los palos o cuchillos son otros puntos de combate en esta disciplina, de la que Luelmo asegura que «el pulmón principal es la defensa personal en la calle».
Pero el experto asegura que, en las artes marciales, la fuerza y la técnica no son los puntos más importantes a la hora de practicarlas, sino los valores como la lealtad, el compañerismo y la honestidad, que también se enseñan en esta disciplina.
«Intento inculcar esos valores, sobre todo a los niños. Son los valores que siempre me han gustado. A nivel personal siempre los he escuchado y seguido», concluye. Ahora que las normas del kenpo kárate tienen cada vez más receptores en África, Luelmo se siente con mucha ilusión y le satisface comprobar que los futuros representantes de su linaje kenpoista también procederán de este continente.
Andrea Sanz Yus