MIAMI. – La tragicomedia de reflexión a los traumas de una sociedad “Esperando a Odiseo”, se presentó este fin de semana en el marco de “Solo Theater Fest”, que se llevó a cabo en el Artefactus Cultural Center en Miami Florida.
Con tres funciones exitosas, Amador fue aplaudido por los cientos de amantes del arte escénico que se dieron cita a uno de los escenarios más importantes de la ciudad del sol, cuando de arte y cultura se trata.
Esta obra, que se presentó con éxito en República Dominicana, es escrita por el dramaturgo cubano Alberto Pedro y que cuenta con la dirección de Raúl Martín, está protagonizada por el laureado actor y bailarín Orestes Amador, quien interpreta a Kiko, el personaje central de la historia que cuenta sus realidad de una manera dramática.
Kiko es un ex profesor de inglés que fue despedido de sus labores, y dentro de esto se convierte en un apasionado de las palomas, quien desde su azotea en La Habana, Cuba, se adentra en su mundo interno, relatando las verdades desde su ventana.
La cuna de esta historia gira en una azotea y su entorno es el país depauperado, roto, que es a su vez el drama universal que en el siglo XXI alcanza niveles catastróficos: la migración obligada, el éxodo en busca de la vida digna en otras latitudes, en conflicto violento con la defensa de la identidad.
En su desarrollo, Kiko da a conocer sus vivencias, sus miedos y paranoias, la lucha interminable con su enemigo invisible, pero por sobre todo, la espera incansable por el retorno de su compañero Odiseo, su palomo mensajero favorito, causante de sus más profundas alegrías y tristezas.
Dentro de su espera, va hablando ansioso con Penélope, la paloma con la que quiere casar a su preciado Odiseo, contando todas sus anécdotas, desde las más dulces hasta las más amargas.
Kiko hace un recorrido por los pasillos de su memoria para dialogar de los recuerdos rotos de su preciada Cuba y de las incertidumbres que habrían llegado a su vida gracias a la terrible migración.
La desilusión constante, la desesperanza y el recuerdo lejano de un antiguo amor perdido, son los pilares que mantienen la llama encendida de Kiko Paloma. Inagotable, cuida y guarda sus palomas mensajeras.
También, el público pudo vivir la lucha inquebrantablemente de Kiko en contra de su enemigo mortal, la quimera que alimenta su espíritu mientras forja la espera de su ave mensajera.
La comedia, la crítica sociocultural y política de esta obra, combinado con el absurdismo y la insania del personaje principal, hacen de esta pieza una montaña rusa de emociones. En donde las risas y el llanto se hacen presentes.
Esta historia toca la fibra sensible de la soledad, la nostalgia, la incertidumbre y la pérdida, sin dejar a un lado el sentido del humor y la ingenuidad, que fueron características tangibles en la obra.