Lima,.- La peruana Gahela Cari estuvo a punto de convertirse en la primera congresista trans de su país, pero el Parlamento no llegó a un acuerdo para suspender al legislador de quien es suplente -acusado de complicidad en el fallido golpe de Pedro Castillo-, una decisión que califica de «transfóbica» porque, asegura, su presencia pondría «en riesgo el statu quo» de la cámara.
«La presencia de una travesti con una mirada de clase, con conciencia de género, la presencia de alguien como yo en el Congreso pone en riesgo el status quo en el que viven los congresistas», sostiene Cari en una entrevista virtual con la Agencia EFE.
El pasado miércoles, el hemiciclo peruano aprobó acusar a los diputados Betssy Chávez y Roberto Sánchez como coautores del fallido autogolpe que intentó perpetrar en diciembre pasado el expresidente Castillo.
En esa misma sesión parlamentaria, la cámara dio luz verde a suspender de sus funciones legislativas a Chávez, quien fue jefa de gabinete de Castillo, pero rechazó adoptar la misma medida contra Sánchez, exministro de Comercio Exterior y Turismo, de quien Cari era suplente.
Para la excandidata, este veredicto era «predecible», viniendo de un Legislativo que «está de espalda a las mujeres, a las personas trans, a las travestis, lesbianas, gais» y que «nunca se ha preocupado de aprobar la ley de identidad de género o leyes que garanticen el goce pleno de los derechos de las personas trans».
Cari, fundadora del partido izquierdista Nuevo Perú, reconoce que algunos congresistas votaron en contra de sacar el escaño al exministro de Castillo porque la acusación en su contra les pareció «insuficiente», pero asegura que otro grupo votó «únicamente por transfobia».
«Lo que me sorprende, en realidad, (…) es que sea tan descarado. Más allá de si es o no endeble la acusación (contra Sánchez), el más grande factor decisivo ha sido la transfobia», insiste la activista, de 30 años, quien se define como una mujer trans, indígena y campesina.
«ARRINCONADAS A LA PROSTITUCIÓN»
Con su siempre distintivo sombrero y trenza tradicionales, Cari lamenta que los avances en materia de antidiscriminación transfóbica han sido muy pocos en Perú, un país que no cuenta con una ley de identidad de género y tampoco con «ninguna política pública fuerte para garantizar el goce pleno de los derechos de las personas trans».
De hecho, cuando estuvo en campaña, la mujer denunció ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) haber sido objeto de discriminación por parte de otros candidatos que se burlaron de que figurara en las listas electorales con su nombre masculino, el mismo con el que fue registrada al nacer y que el Estado peruano no le permite cambiar.
«Desde que somos pequeños en el Perú, como en muchas otras partes del mundo, tenemos que enfrentarnos al bullying transfóbico», señala, tras sentenciar que los obstáculos sociales, educativos y laborales acaban, en la práctica, «arrinconando» a las personas trans a la prostitución.
«Ninguna de las personas trans en Perú soñó con ser prostituta, ninguna dijo a los cinco años ‘cuando sea grande yo quiero ser puta'», apostilla sobre el trabajo a la que se dedica alrededor del 70 % de las mujeres trans en el país.
POCA ESPERANZA DE VIDA
En la punta del iceberg de estas «violencias transfóbicas», continúa Cari, están los transfeminicidios, que en Perú sumaron al menos cinco tan solo entre los meses de enero y febrero de este año, según el Observatorio de Derechos Humanos LGBT de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. El último caso, también uno de los más sonados, fue el de Rubí, asesinada con más de 30 balazos por sicarios.
«Eso demuestra la crueldad con la que tratan a las personas trans en Perú», comenta Cari, tras recordar que, en el país andino, las personas trans tienen una esperanza de vida de aproximadamente 30 años.
Aun así, Cari se muestra convencida de que, desde la sociedad civil, «nada va impedir» que las personas trans ocupen «los cargos que históricamente les han sido negados» y el «reconocimiento pleno» de sus derechos en Perú. «Estoy segura de que, tarde o temprano, la igualdad vencerá», concluye.