Naciones Unidas,- El secretario general de la ONU, António Guterres, denunció este jueves la disolución por parte de las autoridades birmanas del partido de la nobel de la Paz Aung San Suu Kyi y pidió a otros países que presionen a la Junta militar para que inicie un proceso político inclusivo.
«Cualquier intento de minar las instituciones y procesos democráticos solo agravará la crisis y retrasará el regreso de una Birmania plenamente democrática e inclusiva», dijo Guterres a través de su portavoz, Stéphane Dujarric. El jefe de Naciones Unidas respondió así a la decisión de la Comisión Electoral de Birmania, controlada por la junta militar desde golpe de Estado de 2021, de disolver el partido que lidera Suu Kyi y que fue derrocado durante la asonada.
La Liga Nacional por la Democracia (LND), encabezada por la nobel de la Paz y que arrasó en las elecciones de 2020 y 2015, es una de las 40 formaciones políticas disueltas por no registrarse de cara a los comicios que pretende organizar la junta castrense, en una fecha no precisada. En enero, la junta militar publicó una nueva ley electoral con estrictos requisitos para que los partidos pudieran registrarse a los sufragios y les dio un plazo de dos meses para cumplirlos.
El partido de Suu Kyi, que cumple 33 años de condena por varios delitos formulados tras la toma de poder de los militares, ya había declarado previamente su intención de no registrarse a los comicios para evitar legitimar estas votaciones orquestadas por los militares. Guterres pidió este jueves a los países vecinos y a otros Estados que insistan a los militares para que cumplan con un «proceso político inclusivo» y reclamó una vez más la liberación de todos las personas detenidas arbitrariamente, incluida Suu Kyi.
Desde el golpe de Estado del 1 de febrero de 2021, la junta militar ha encarcelado y perseguido a los miembros de la LND y cualquier atisbo de oposición.
La junta militar justificó la toma de poder por un presunto fraude electoral durante las elecciones de 2020, donde se impuso de manera abrumadora la LND y que, según observadores independientes, procedieron de manera libre y reflejaron la voluntad popular.
Más de 3.000 personas han muerto por la brutal represión ejercida por parte de las fuerzas de seguridad, que han disparado a matar contra manifestantes pacíficos y desarmados, y más de 17.000 permanecen detenidas, entre ellas Suu Kyi y otros miembros de la LND, según los últimos datos de la oenegé birmana Asociación para la Asistencia de Presos Políticos.
