Helsinki, .- Los tres principales partidos de Finlandia -socialdemócratas, conservadores y ultraderechistas- están virtualmente empatados en intención de voto de cara a las elecciones legislativas del próximo domingo, por lo que se esperan unos comicios sumamente reñidos.
Los conservadores del opositor partido Kokoomus, dirigido por Petteri Orpo, lideran desde hace meses todos los sondeos, pero su ventaja se ha ido diluyendo a medida que se acerca la fecha electoral y su posible victoria podría esfumarse en el último momento si continúa esta tendencia.
El sondeo más reciente, publicado la semana pasada por el diario «Helsingin Sanomat», otorga a los conservadores un 20,8 % de los sufragios, mientras que los socialdemócratas liderados por la primera ministra, Sanna Marin, y el ultraderechista Verdaderos Finlandeses están empatados con un 19,3 %.
Dado que el margen de error del sondeo (un 2,1 %) es superior a la ventaja de los conservadores y que casi uno de cada tres encuestados no dio su opinión, el resultado es impredecible y el vencedor podría decidirse por unos pocos miles de votos, tal y como ocurrió en las elecciones legislativas de 2019.
ESTADO DE BIENESTAR Y FINANZAS PÚBLICAS CENTRAN LA CAMPAÑA
El fuerte impacto económico de la pandemia de covid-19 y el creciente endeudamiento han provocado que la campaña electoral se centre principalmente en cómo sanear las finanzas públicas sin desmantelar el estado nórdico del bienestar. Con una economía en recesión, la inflación disparada hasta el 8 % y una deuda pública equivalente al 73 % del PIB (8,1 puntos más que al principio de la legislatura), todos coinciden en que será necesario aplicar recortes y cambiar la política fiscal.
Los conservadores son partidarios de rebajar la presión fiscal y realizar un ajuste presupuestario de 6.000 millones de euros durante los próximos cuatro años, mediante la reducción del gasto público y el aumento de la productividad y la tasa de empleo.
Los socialdemócratas también quieren equilibrar las cuentas públicas, pero su receta pasa por aumentar los impuestos a los que más tienen y a los productos nocivos para la salud y el medioambiente, sin recortar en educación, sanidad ni servicios sociales.
Por su parte, los Verdaderos Finlandeses proponen reducir sensiblemente los costes relacionados con la inmigración, la ayuda al desarrollo y los subsidios a la cultura, algo que la líder ultraderechista, Riikka Purra, considera «un bien de lujo».
UNA CUESTIÓN DE VALORES
Sanna Marin, la figura política mejor valorada en Finlandia y más célebre fuera de sus fronteras, se enfrenta a sus primeras elecciones legislativas como líder socialdemócrata, ya que accedió a la Jefatura del Gobierno seis meses después de los anteriores comicios, tras dimitir el entonces primer ministro, Antti Rinne.
Marin, quien tras su nombramiento en 2019 se convirtió en la primera ministra más joven del mundo, se ha perfilado durante la campaña como la única opción real de evitar un Gobierno derechista y ha insistido en que estas elecciones son «una cuestión de valores».
«Tenéis que decidir si queréis una Finlandia que se repliega hacia dentro y se cierra o una Finlandia abierta, fuerte y con proyección internacional. Una que recorta la asistencia social a los más pobres o una que cuida de la subsistencia de cada persona», afirmó en un debate televisado.
Pese a la evidente distancia ideológica con los conservadores, Marin ha afirmado que también tienen cosas en común y estaría dispuesta a formar una coalición con ellos, siempre que el programa de Gobierno no incluya recortes en educación, sanidad y asistencia social.
En cambio, ha descartado de antemano públicamente -algo inédito en Finlandia- formar parte del mismo Ejecutivo que los Verdaderos Finlandeses, por la enorme distancia que existe tanto en la concepción del ser humano como en el ideario político en cuestiones internacionales y económicas.
Quienes sí podrían formar Gobierno con el grupo nacionalpopulista, pese a ser abiertamente euroescépticos y anti-inmigración, son los conservadores de Kokoomus, dando lugar a una coalición que supondría un marcado giro a la derecha en el país nórdico.
Sea cual sea el resultado electoral, lo que parece seguro es que no será posible reeditar la actual coalición gubernamental de centro-izquierda, ya que el Partido de Centro -el segundo socio con más diputados- ha afirmado que ya no quiere participar en ella.
Los centristas son el partido que más desgaste ha sufrido en esta legislatura y los sondeos le otorgan un 10,7 % de los votos, el peor resultado de su historia.
