Túnez, .- Cientos de subsaharianos en Túnez solicitan el retorno voluntario a sus países de origen ante la campaña de detenciones policiales y el acoso que vive la población migrante tras unas declaraciones «racistas» del presidente, Kais Said, contra este colectivo.
«La situación no es muy estable, nos agreden por todas partes y no entendemos por qué. Nos dicen que todo va bien pero hay gente que es agredida, como mis vecinos. Vivimos en el miedo. Por eso estamos aquí, para volver a nuestro país», relató a EFE Marie Rose, frente a la Embajada de Costa de Marfil, donde decenas de personas esperan ser incluidos en la lista de repatriados.
Los gobiernos de Guinea, Mali y Costa de Marfil, entre otros, anunciaron fondos y mecanismos para repatriar a sus ciudadanos mientras sus embajadas llevan a cabo el registro de los solicitantes que desean volver y que, en la mayoría de casos, han incurrido en costosas multas administrativas durante su situación irregular en el país.
«Hay multas y tienes que pagar tu billete de avión. Es la Policía la que controla, no puedes salir sin pagar. Estamos desmotivados aquí, queremos volver a nuestro país. Estamos bloqueados aquí, no podemos hacer nada, no sabemos dónde ir», expresó a EFE otro solicitante marfileño que llegó hace tres años a Túnez.
Costa de Marfil, con la mayor comunidad subsahariana en el país, ha movilizado su aerolínea nacional, Air Cote d’Ivoire, y tiene previsto repatriar a al menos 500 personas antes de este sábado. La crisis migratoria en Túnez se intensificó la pasada semana cuando el presidente describió a los subsaharianos como una amenaza demográfica contra la identidad «arabo-musulmana» y anunció medidas «urgentes» para abordar la migración irregular.
Durante el mes de febrero el Foro Tunecino por los Derechos Económicos y Sociales (FTDES), una ONG que sigue de cerca el fenómeno migratorio, denunció arrestos masivos como parte de una operación que busca «reforzar el tejido de seguridad y reducir el fenómeno de la residencia ilegal en Túnez».
Las redadas han continuado esta semana al tiempo que se han multiplicado las agresiones, acoso y expulsiones de inquilinos subsaharianos por parte de la población local.
Más de un centenar de migrantes, que no han podido aún abandonar el país, han acampado con sus enseres frente a la sede de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en el barrio financiero de la capital, donde improvisan cocinas en asentamientos temporales a la espera de ser citados para un retorno voluntario.
La Unión Africana, de la que Túnez es miembro cofundador, expresó su preocupación por la crisis migratoria e instó a las autoridades a cumplir la obligación de «tratar a todos los migrantes con dignidad, vengan de donde vengan, abstenerse de un discurso de odio racial que pueda dañar a las personas y priorizar su seguridad y sus derechos humanos».
Una veintena de organizaciones de derechos humanos han urgido a resolver el estatus administrativo de los más de 21.000 migrantes que estarían bloqueados debido a «la externalización de fronteras» de la Unión Europea (UE), que apoya y financia la intercepción de embarcaciones en la ruta por el Mediterráneo antes de ser retornados a Túnez.
Cientos de personas participaron el pasado sábado en una protesta convocada por la sociedad civil en solidaridad con los migrantes y para denunciar la «incitación al odio» del discurso de Said, que gobierna con plenos poderes desde julio de 2021.