París, – Vaquera y Weinsanto fueron las marcas responsables de abrir este lunes la Semana de la Moda de París, que comenzó fuerte con una pasarela muy transgresora cargada de cueros, accesorios eróticos y volúmenes gigantescos.
La firma del francés Victor Weinsanto apostó por exageradas proporciones, tan desmesuradas que las modelos debían entrar de lado para atravesar la puerta y poder desfilar.
Weinsanto, que dio sus primeros pasos junto a Jean-Paul Gaultier y el año pasado consiguió atraer muchísimas nuevas miradas gracias a la aparición de uno de sus vestidos en la serie “Emily in Paris”, recuperó los códigos de los años 90 transformando edredones en chaquetas, vestidos y colas de traje.
Una chaqueta de terciopelo de una envergadura de casi dos metros de ancho fue la protagonista del desfile, que tuvo lugar en unos salones abandonados del barrio parisino Le Marais. Los cuadros acolchados del edredón se transformaron en hombreras o en faldas, por encima de prendas vaqueras muy ajustadas, como vestidos con corsé y otros de malla estampada, multicolor.
“Me encanta lo que hace. Tengo la impresión de ver en él la energía que yo mismo tenía cuando comencé, y ahora ha adquirido una madurez… siempre ha sido muy generoso, como con esa chaqueta con la que podemos entrar varios dentro si vamos a una discoteca, así se paga una única entrada”, ironizó Gaultier, presente entre los invitados.
En Weinsanto, los pantalones se llevaron muy anchos, tipo cargo, combinados con botas de puntera, tacón fino y altísimas, o con gabardinas amplias.
Una colección pequeña, con poco más de una docena de estilismos vestidos por un elenco de modelos diversas, como el cantante francés Bilal Hasani, que representó en 2019 a Francia en el Festival de la Canción de Eurovisión y destaca por actuaciones en las que juega con el género.
También se salió de la norma la colección de Vaquera, la firma neoyorquina que tras varias temporadas se va asentando en París con su estética entre “grunge” y destructora.
La pasarela abrió con amplios pantalones combinados con unos minúsculos tops tipo sujetador, antes de dar paso a piezas de lana calada, como mallas, que envolvían hasta la cabeza de las modelos.
Bolsas de plástico a modo de vestidos, arneses de piel y argollas metálicas sobre un top básico y lencería superpuesta a faldas y pantalones, fueron algunas de las arriesgadas prendas que se vieron en la línea, cargada de referencias al sadomasoquismo.
Tan solo el rosa pastel y el verde oliva colorearon una colección eminentemente negra, con camisas de franela de cuadro convertidas en vestidos, pantalones vaqueros completamente rajados y, para desequilibrar el estilismo rockero, unas bailarinas con tacón bajo en los pies.
Bryn Taubensee y Patric Dicaprio son el dúo de diseñadores neoyorquinos detrás de esta marca emergente que desde 2018 rompe códigos con sus provocativas creaciones.
Desde el principio tuvieron claro su «leit motiv»: “Queremos que la gente se sienta incómoda, insegura. Como en el primer día de instituto”.