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La escasa población del siglo XVII, otra de las causas de la división de la isla de La Española

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Otra de las causas de la división de la isla de La Española

Por Gil Carpio

Santo Domingo. La principal causa de que la isla de La Española quedara dividida en dos colonias, primero y en dos naciones, después, sin duda lo es nefasto acontecimiento de Las Devastaciones de Osorio, llevadas a cabo entre 1605 y 1606 por el gobernador de la isla Antonio de Osorio, ejecutando una orden del Rey Felipe III. Este acontecimiento constituye el punto de inflexión de lo que cerca de un siglo después sería el reconocimiento de la presencia de Francia en la parte Oeste de la isla por parte de España; pero esta no es la única causa atribuible para que La Española terminara dividida, sino que hay otra muy importante: la escasa población en el siglo XVII.
En un trabajo anterior decíamos que, a la llegada de los conquistadores a la isla de Quisqueya, Haití o Babeque en el año 1492, su población originaria se calcula entre 300,000 y 500,000; sin embargo, para el año 1520, ese número se había reducido a cerca de 3,000 almas. Eso constituye un verdadero genocidio, pues en menos de 30 años la población indígena prácticamente había desaparecido de la isla. La codicia acompañada de una violencia brutal de los conquistadores, había aniquilado la población originaria, y con ella sepultó también su lengua, sus costumbres y su cultura.

Si bien las epidemias contribuyeron en gran medida a esa trágica desaparición, no menos cierto es que el sometimiento de los indígenas al sistema de las Encomiendas se constituyó en la principal causa de esa desaparición, pues los trabajos forzados, los tributos en oro que debían aportar y los malos tratos, le cambiaron radicalmente los hábitos de vida a una población que producía para subsistencia, que no conocía la propiedad privada ni el trabajo forzado. La otra causa de su extinción fueron las matanzas que se produjeron en los primeros 15 años de la conquista, empezando por los Colón, quienes proclamaron que por cada español que muriera a manos de los indígenas, matarían 100 nativos, convirtiendo la isla en un campo de terror. Eliminando seres humanos de todas las maneras posibles: ahorcadas, quemadas vivas, pasadas a cuchillos, con perros que los devoraban en minutos, etc.; seres indefensos, sin soberbia ni ambición, cuyo único pecado era no entender lo que hacían los conquistadores en su tierra.
Para tener una idea de la virulencia con que actuaron los conquistadores, para el año de 1520, estos habían sacado de La Española cerca de 35 toneladas de oro, pero habían ya exterminado la población originaria de la isla. La mano de obra de los indígenas fue sustituida por esclavos africanos, quienes fueron empleados no ya en las minas de oro, puesto que el aurífero en La Española se había agotado, sino en las plantaciones agrícolas, especialmente de caña de azúcar, que desde 1517 empezó a explotarse en la isla. Para 1519 Hernán Cortez había iniciado la conquista de México, todavía La Española era el principal y más importante punto de apoyo que tenía España en América, y con la naciente industria azucarera, la isla pasaba por un dinamismo económico que se mantendría hasta la segunda mitad de siglo XVI, cuando empieza el declive de esta actividad.
La desaparición de esa incipiente industria del azúcar tuvo consecuencias muy negativas para la isla de La Española, pues muchas familias se marcharon a Cuba, Puerto Rico y los territorios continentales de Venezuela, México y Perú buscando hacer las fortunas que pudo haberle dado la industria azucarera. El éxodo de esas numerosas familias contribuyó mucho a la despoblación de La Española, pues aunque los azucareros trajeron muchos africanos en calidad de esclavos, cuando las familias emigraban, se llevaban también sus esclavos, bien para emplearlos en sus empresas en su nuevo destino o bien para venderlos; pero las familias más pudientes abandonaron la isla, pues ya no existía otra actividad económica que generara riquezas; quedándose aquí, solo los funcionarios públicos y quienes no tenían recursos para cubrir su traslado a otros puntos de América, y se fueron dedicando a labores agrícolas de subsistencia y a la crianza de ganado. Ya para los últimos años del siglo XVI, La Española estaba viviendo en un estado de miseria tal, que el comercio clandestino que fue desarrollándose en las poblaciones de la banda Norte y Oeste de la isla con buques franceses, ingleses y holandeses, especialmente, era más importante (en términos de cantidad de intercambio) que el comercio regular que oficialmente se producía en el resto del territorio. Ese comercio clandestino tomó tanto auge que no solo sacaban partido de él los lugareños de la banda, sino que gente de la capital se trasladaba a esas zonas a intercambiar cueros de reses por mercancías, pues en Santo Domingo eran muy escasas.
Durante la última mitad del siglo XVI, las comunidades de Puerto Plata, Bayajá y La Yaguana fueron creciendo, especialmente por el comercio clandestino que se estaba produciendo en sus costas, lo que dio lugar a que la corona española acogiera las recomendaciones que le hacían algunos funcionarios de la colonia y se ordenaran las llamadas Devastaciones de Osorio. Ya habíamos dicho en una publicación anterior, que los habitantes de esas demarcaciones fueron trasladadas a dos villas que fueron fundadas cerca de la capital: Monte Plata y Bayaguana, combinando los nombres de Monte Cristi con Puerto Plata, y Bayajá con La Yaguana. Con este lamentable acontecimiento, se marchan de nuevo numerosas familias de la isla, contribuyendo a la decadencia demográfica.
Luego de la desaparición de la población indígena, la isla nunca tuvo una demografía significativa; sin embargo, luego de las devastaciones de 1605 y 1606, el número de habitantes de La Española era menor al de los dos primeros tercios del siglo anterior (XVI). Luego de las emigraciones, la principal causa de la despoblación era la falta de recursos, por la ausencia de medios para producir, por el aislamiento, falta de esclavos y por supuesto, la colonia no tenía a quien venderle, razón por la cual ya había fracasado en el siglo anterior la industria azucarera. Esa falta de recursos, producto de la decadencia económica era tan severa que a partir de 1607, el gobernador de la colonia debó solicitar a la corona ayuda para cubrir las necesidades básicas de la isla, a partir de entonces empezó a llegar dinero desde México, el llamado Situado, supuestamente como préstamos por 4 años, sin embargo, se quedó por casi 2 siglos.
El otro elemento importantísimo que contribuyó al declive de la población de La Española fue el hecho de que Santo Domingo dejó de ser el puerto de escala de las flotas que llegaban o se dirigían hacia España desde México y los demás puntos de América, ocupando su lugar el puerto de la Habana, con lo cual no solo la afectó desde el punto de vista económico, sino que para los habitantes de esta colonia fue un golpe moral muy fuerte. Al dejar de pasar por el puerto de Santo Domingo, las autoridades dejaban de recibir los aranceles aduanales que generaban las importaciones y exportaciones que se producían con esas actividades, pero tambén, que los pobladores de la isla dejaban de recibir por vías legales la mercadería procedente de Europa, como vinos, aguardiente, aceites, harina, quesos, aceituna, vinagre, ropa, calzados, libros, utensilios y equipos para la explotación agrícola, etc.), pero a la vez, dejaban de exportar productos como azúcar, jengibre, tabaco, cacao, cuero de reses y otros rubros; además de que le quitaba dinamismo al intercambio comercial con otros territorios del Caribe, cuyos comerciantes tenían a Santo Domingo como punto de abastecimiento, donde venían a traer y buscar productos y mercadería.

LA ESCASA POBLACIÓN EN EL SIGLO XVII
Gil Carpio Guerrero es abogado.

La población de la isla de La Española para el año de 1606, de acuerdo a algunos historiadores, se calcula en 15,000 ó 16,000 almas, contando entre ellos los casi 10,000 ó 12,000 esclavos que convivían con sus dueños. Si comparamos esos números con los de los años de mayor auge de los ingenios azucareros, vemos que la diferencia es abismal, tomando en cuenta que, en la isla, a mediados del siglo XVI, habían funcionando cientos de ingenios, en ellos llegaron a contabilizarse más de 20,000 esclavos, lo que nos puede dar una idea de lo drástica de la reducción demográfica. Epidemias como la viruela, que azotaron en la segunda mitad del siglo XVI, acabaron con la vida de una gran parte de la población de color; cuando lo normal es que la población va creciendo un determinado porcentaje cada 10 años, lo cierto es que al despuntar el siglo XVII, la población de La Española era muy escasa, algo que se iría agravando en el transcurso de ese siglo, pues para el año de 1650, es decir, 44 años después del censo del gobernador Osorio, la población se había reducido aun más, situando en unos 10,000 almas entre ellos muy pocos blancos, el resto entre negros y mulatos. En la ciudad de Santo Domingo, para el censo de Osorio de contaron 648 vecinos; sin embargo, para mediados de esa centuria, se contaban en menos de 500 vecinos, según relata uno de esos vecinos que habitaban la capital para esa época, recogido en un informe de Luís Jerónimo de Alcocer. Luego de Santo Domingo, la otra villa que alojaba un número importante de habitantes era Santiago, los demás vecinos vivían en lugares muy dispersos el resto del territorio de la colonia. Debemos aclarar, que entre los vecinos no se contaban los negros esclavos, y muy probablemente, tampoco los negros libertos.
Con la emigración de la población blanca a partir de la segunda mitad del siglo XVI y del siguiente (llamado por algunos historiadores como el siglo de la miseria), el mestizaje de la población de la colonia se había generalizado. Las autoridades de la colonia solicitaban con frecuencia a la corona el envío a la isla, de familias desde España para repoblar y revertir la decadencia demográfica, haciendo mención de repoblar especialmente las zonas de San Juan de la Maguana, La Yaguana y Puerto Plata, afectadas sensiblemente por las Devastaciones de Osorio de 1605 y 1606. A pesar de los reclamos, muy pocas familias llegaron a la isla desde Canarias entre 1608 y 1609, asentándose algunas en la parte Norte de Santo Domingo, en lo que se conoce como San Carlos; otra numerosa familia canaria (los Rijo) se asentó en Higüey.
Cuando se producían las llamadas Cincuentenas, es decir, los criollos organizados en escuadrones, que incursionaban en la parte Oeste de La Española tratando de desalojar a los franceses que la venían ocupando desde la década de 1630, luego de las expulsiones, no dejaban vigilancia, y muy poco tiempo después volvían a ser ocupadas por los franceses, debido a la escases de habitantes por parte de la colonia española. Esto siempre ocurrió así, desde la primera incursión de los criollos que se produjo en la isla de La Tortuga en 1654, cuando el capitán general y gobernador de la colonia Montemayor y Cuenca, con la ayuda de soldados enviados desde México, desalojó a Levasseur, hasta la última que se llevó a cabo en 1695. Estos escuadrones de criollos no pasaban de decenas de vecinos, en su mayoría negros y mulatos, pero formados en el fragor de la montería, en ambientes hostiles, además de aguerridos, razón por la cual peleaban cuerpo a cuerpo sin temor; de ahí el resonante éxito que tuvieron en 1691 en la famosa batalla de La Limonade. Luego de 1695 no hubo más Cincuentenas, pues en 1697 se firmó el Tratado de de Ryswijk del cual Francia y España formaban parte, y en el que España reconocía de hecho la ocupación de la parte Oeste de la isla por parte de Francia. Una vez consolidada la posesión del occidente La Española con la explotación a gran escala de las plantaciones agrícolas y la importación masiva de esclavos africanos, quedaba sellada para siempre la división de la isla en dos colonias, primero y dos naciones después.

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El autor es abogado, miembro del equipo de trabajo de este diario

Puntos claves:
-Las matanzas de indígenas
-Las Encomiendas
-La decadencia de la industria azucarera en la segunda mitad del siglo XVI
-Las pandemias
-Las devastaciones de Osorio de 1605 y 1606
-La sustitución de Santo Domingo por La Habana como puerto de escala desde y hacia España

Fuentes bibliográficas:
– Fray Bartolomé de Las Casas, Brevísima Relación de la Destrucción de Las Indias
– Fray Bartolomé de Las Casas, Historia de las Indias, Tomo I
-Juan Bosch, Capitalismo Tardío en la República Dominicana
-Calos Esteban Deive, Historia General del Pueblo Dominicano, Tomo II
-María Isabel Paredes Vera, Historia General del Pueblo Dominicano, Tomo II

 

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