25.4 C
Santo Domingo
martes , 23 abril , 2024

República Dominicana y Haití: Razones por las que son diferentes

Por Gil Carpio Guerrero

Santo Domingo. En la actualidad la República Dominicana se encuentra desbordada por una masiva migración de hombres, mujeres y niños procedentes de Haití, cuyo Estado desde su nacimiento ha sido incapaz de implementar políticas económicas que permitan a su población vivir con dignidad.

La causa de la pobreza en Haití radica en que la mayoría de las plantaciones agrícolas fueron destruidas por los antiguos esclavos, quienes veían en ellas el horror que padecieron en el antiguo estado colonial. La colonia francesa de Saint Domingue al momento en que se inicia la Revolución Francesa era la colonia que más riqueza producía para metrópoli alguna por la gran explotación, en calidad de esclavos, a que fueron sometidos cerca de 500,000 seres humanos que fueron traídos de diferentes etnias africanas. Esa revolución tuvo como consecuencia en el lado oeste de nuestra isla, la más cruenta revolución que haya conocido la humanidad en tiempos modernos, pasando por varias etapas y culminando con la proclamación de la independencia del Estado Haitiano el 1ro de enero de 1804.

Nuestro vecino país ha vivido en una crisis permanente que se ha recrudecido luego del asesinato de su presidente Jovenel Moises el verano del pasado año, dándole paso a un período de movilización y violencia que no cesa, con el ingrediente de las bandas armadas que hacen casi imperceptible la existencia del gobierno en ese país, repartiéndose el control de casi todo el territorio haitiano.

El desborde migratorio hacia el lado este de la frontera ha elevado los niveles de alerta en amplios sectores de este país que sostienen que República Dominicana no puede seguir siendo válvula de escape de esa olla en ebullición que es Haití. Unos porque ven que una migración descontrolada en un país pobre, como es el nuestro, tanto en el orden económico como institucional, representa un real peligro para la seguridad nacional, otros porque ven un trasfondo de organismos internacionales, para que nuestro país asuma esa responsabilidad, sin que se tomen en cuenta las diferencias culturales, de idiomas, religión y costumbres. Todo esto hace que mucha gente que nos observa fuera de la isla, tenga la creencia de que los dominicanos discriminamos a los haitianos y nos tachan de racistas, sin siquiera conocer la historia de cómo nacen estas dos naciones en una misma isla, con todas esas diferencias, con desarrollos tan desiguales entre si; pero ese desconocimiento de nuestras realidades históricas también lo padece una parte muy importante de los dominicanos, razón por la que vamos a abordar las causas que dan originen a la aparición de la colonia francesa de Saint Domingue en el lado oeste de la isla de Santo Domingo y que posteriormente se convertiría en la República de Haití, así como los hechos históricos que nos desunen.

A la llegada de los españoles a nuestra isla el 5 de diciembre de 1492, la población aborigen, de acuerdo a algunos historiadores era de entre 300,000 a 500,000 habitantes, aunque hay quien dice que esa última cifra es muy alta; sin embargo, por la fiebre de los conquistadores  tras el oro, esa población se redujo a cerca de 3,000 en menos de 30 años, causado fundamentalmente por el sometimiento a los trabajos forzados y tratos crueles (el régimen de las encomiendas era como esclavos que los trataba), las enfermedades que habían traído los conquistadores (las epidemias fueron otro factor importante de la extinción de los aborígenes) y en menor medida, pero importante también, las matanzas de indígenas por parte de los conquistadores. La mano de obra de los indígenas fue sustituida por esclavos africanos, quienes fueron empleados no ya en las minas de oro, puesto que el aurífero en La Española se había agotado, sino en las plantaciones agrícolas, especialmente de caña de azúcar, que desde 1517 empezó a explotarse en la isla, dicha industria, llegándose a instalar una gran cantidad de ingenios azucareros, hasta mediados del mismo siglo, cuando fueron desapareciendo, porque la corona española no le permitió comercializar con otros mercados, ya que todo lo que llegaba desde y hacia las Indias Occidentales debía hacerse a través de la Casa de Contratación de Sevilla.

La desaparición de esa incipiente industria del azúcar tuvo consecuencias muy negativas para la isla de La Española, pues muchas familias se marcharon a los territorios continentales de México y Perú buscando hacer las fortunas que pudo haberle dado la industria azucarera; pero lo más importante, privó a España de desarrollar su burguesía a través de una de sus colonias, lo que hubiese asegurado prosperidad y desarrollo en todos los órdenes, tanto para La Española como para la metrópoli. Quienes se quedaron, por diversas razones, se fueron dedicando a labores agrícolas de subsistencia y a la crianza de ganado, especialmente, porque el cuero de reses era muy demandado en Europa en esa época.

España se creía un imperio por la inmensa cantidad de territorios que poseía en América, pero no tenía el desarrollo económico, social y político de otras naciones europeas, y con frecuencia entraba en guerra con esos otros países y el lado más débil eran sus territorios americanos, especialmente los de El Caribe, donde las practicas del corso y la piratería contra poblaciones y embarcaciones españolas eran harto frecuentes. En las poblaciones del lado Norte y Oeste de la Isla de La Española se fue desarrollando un comercio clandestino con barcos de otras naciones europeas como Portugal, Francia, Inglaterra y Flandes, con las que se intercambiaban cueros de reses, miel, cera y otros productos criollos por aceites, harina, vino, herramientas agrícolas, ropa, zapatos, etc.; también entraban biblias luteranas, lo que sirvió de pretexto, entre otras cosas, para que se solicitara a la corona española, acciones para acabar con el contrabando en esas zonas. Acogiendo las recomendaciones de uno de los memoriales de Baltazar López de Castro, un antiguo funcionario de la Cámara de la Audiencia de Santo Domingo, el Rey Felipe III ordena la despoblación de las comunidades de Puerto Plata, Bayajá y La Yaguana en el Norte y Oeste de la isla. La ejecución de la orden de la despoblación se llevó a cabo entre 1605 y 1606, y le correspondió a Antonio de Osorio, gobernador de la isla de Santo Domingo en esos años. Mientras se ejecutaba la orden de despoblar esas comunidades se incluyó también Monte Cristi, que quedaba próximo a Puerto Plata, pero más hacia el Oeste, por lo que entendieron que no debía dejarse esa comunidad a merced del contrabando. Tras la despoblación fueron quemadas todas las casas y la infraestructura que había, para evitar que la repoblaran. Este nefasto acontecimiento llamado históricamente como Las Devastaciones de Osorio, constituye el punto de partida para lo que, cerca de un siglo después se convirtiera en el reconocimiento de facto de la ocupación de la parte Oeste de nuestra isla por parte de Francia.

Las poblaciones y lo que pudieron cargar éstas, fueron trasladados a dos comunidades fundadas cerca de la capital que llevan por nombres Monte Plata, combinando los nombres de Puerto Plata y Monte Cristi, y Bayaguana, combinando los nombres de Bayajá y La Yaguana. Aunque la gente trajo muchas reses, la mayoría del ganado se quedó entre los montes del Norte y Oeste de la isla. Después de 30 o más años, ese ganado se había multiplicado muchas veces y solo era aprovechado por monteros de Santiago y otras comunidades cercanas que recorrían grandes distancias para cazarlas.

La isla de La Española desde hacía mucho tiempo había entrado en decadencia y se acentuó mucho más con las devastaciones, provocando la salida nuevamente de numerosas familias. Aquí solo se quedaban los funcionarios, los militares y los criollos, esclavos y libertos que no tenían medios para irse. El gobierno se mantenía del llamado Situado, que era dinero en metálico que venía de México o Perú, una vez al año para el pago de los funcionarios y militares. A veces transcurrían varios años sin venir. Así, en ese estado de situación se encontraba la colonia de Santo Domingo, cuando en los años de la década de 1630 un buque español desalojó de Saint Kitts, una pequeña isla que queda al Este de Puerto Rico, un grupo de aventureros franceses, ingleses y holandeses que la tenían como base de operaciones de piratería y corso. Ese grupo de aventureros navegando hacia el Oeste de El Caribe fueron a parar a la Isla de La Tortuga, al Noroeste de La Española, en ella encontraron un paraíso, pero desde allí pudieron pasar con facilidad a la Tierra Grande, como le llamaban a la parte Oeste, y empezaron a cazar esos cientos de miles de cabezas de ganado que había en todo el Oeste de la isla. Los cazadores de reses eran llamados Bucaneros y solo se dedicaron a eso, sin obediencia a ninguna autoridad ni bandera; estaban también los Filibusteros, que se dedicaban a la piratería, pero que podían obedecer a determinadas banderas, fuese francesa, inglesa o holandesa, y los Habitantes que se dedicaban a labores agrícolas y obedecían a quien tuviera como gobernador en La Tortuga.

Los Bucaneros tuvieron una duración como grupo social de unos 50 años; cuando se acabaron las reses de caza, se extinguieron como sociedad; en cambio los demás grupos sirvieron de soporte a Francia para su permanencia en la parte Oeste de la isla. La causa de esa permanencia en la parte Oeste se debió a la voluntad imperial del gobierno francés, pero sobre todo a la debilidad de España que ya hemos señalado. El primer gobernador que tuvo La Tortuga a nombre de Francia fue Levasseur desde 1640, quien fue desalojado por una expedición militar de La Española en 1654. En 1664, Francia nombra Beltrand D’Ogerón como gobernador de La Tortuga, quien gobernaba de manera despótica e incursionaba con frecuencia en la Tierra Grande. A partir de la entrada de Beltrand D’Ogerón y la incursión permanente en la parte Oeste de la Española, se siembre la semilla de lo que más tarde sería la República de Haití. En el último tercio de siglo, los criollos organizados en las llamadas Cincuentenas, hicieron incursiones en la parte Oeste de la isla para desalojar a los ocupantes que ya lo hacían bajo el amparo de la corona francesa, pero no dejaban vigilancia, ni la ocupaban, fundamentalmente por la falta población que había en la isla; la última de las incursiones con las Cincuentenes se produjo en 1695, pues ya en 1697 España reconocía de hecho la ocupación de la parte Oeste por los franceses por el Tratado de Ryswijk en el cual Francia y España eran firmantes. Desde ese momento hubo comercio regular y fluido entre los habitantes de Santiago y zonas aledañas con los ocupantes del Oeste de la isla. Con ese reconocimiento de ocupación de hecho, se constituye en Francia una famosa compañía comercial llamada Indias Occidentales y con ella empieza la explotación agrícola a gran escala con la compra masiva de africanos que llegaban en calidad de esclavos, convirtiéndose la colonia francesa de Saint Domingue en la más prospera y rica de todo el mundo en ese momento, hasta 1791 cuando estalla la sublevación de los esclavos en la parte Oeste, como una de las consecuencias de la Revolución Francesa.

La Revolución Francesa tuvo repercusiones inmediatas en la colonia de Saint Domingue, pues la oligarquía esclavista encabezada por los grandes blancos empezaron a organizar asambleas para enviar representantes a la Asamblea Nacional en Francia, lo que aprovecharon los affranchis o mulatos que formaban parte de la oligarquía esclavista también, para que fueran incluidos con representantes suyos en dicha asamblea, pero los grandes blancos se negaban. Los pequeños blancos apoyaban a los grandes blancos y los negros esclavos, aunque no eran tomados en cuenta apoyaban a los affranchis, iniciándose de esa manera la primera etapa de la Revolución Haitiana hasta 1791 cuando se sublevan los esclavos hasta 1802 con el reconocimiento de la libertad y la guerra civil entre las tropas de Toussaint Louverture y las de Rigaud, quedando Toussaint como líder de la revolución; la tercera etapa se inicia con la reacción del gobierno francés contra Toussaint Louverture que culmina con su apresamiento y embarcado a Francia, y por último, la sublevación de los tenientes de Toussaint: Dessaline, Petión y Cristóbal, quienes terminan aniquilando el dominio francés sobre Haití.

En los 14 años que duró el proceso revolucionario, había desaparecido toda esa inmensa riqueza que se había formado durante todo el siglo XVII en la colonia francesa de Saint Domingue. Juan Bosch, en su monumental obra Composición Social Dominicana lo dice así: “…en ese último episodio de la revolución haitiana cuando las plantaciones agrícolas de Haití, los ingenios de azúcar, los alambiques de aguardiente y ron, las fábricas de índigo, y las lujosas casas de los amos de esos esplendidos dominios, quedaron destruidos hasta los cimientos y las raíces”.

Con la decapitación del Rey de Francia Luis XVI, España y Francia entran en guerra, hasta el 22 de julio de 1795, cuando le ponen fin a las hostilidades con la firma del famoso Tratado de Basilea, mediante el cual, entre otras cosas, España cede la parte Este de la Española a Francia, pero por el estado de agitación que había tanto en Europa como en Saint Domingue, no es sino en 1801 cuando Toussaint Louverture, a nombre de Francia toma posición de la parte Este de la isla. Toussaint dura 2 meses en Santo Domingo, dejando a su hermano Paul Louverture como encargado del gobierno. A principios de 1802 llegan los franceses a la isla a través de la bahía de Samaná, recuperando la plaza de Santo Domingo meses más tarde, mientras en Haití se desataron los demonios, primero con un régimen de terror que llevaron los franceses sobre los antiguos esclavos, luego una epidemia de fiebre amarilla que mató miles de soldados franceses, incluido el general Charles Victoire Emmanuel Leclerc, cuñado del mismísimo Napoleón Bonaparte, quien había llegado al frente de las tropas francesas con la encomienda de restablecer el orden de las cosas en la isla, y finalmente la sublevación de los tenientes de Toussaint que culminó con la proclamación de la República de Haití el 1ro de enero de 1804.

Nuestro territorio en 1804 tenía como gobernador, nombrado por Francia a Jean Luis Ferrand, hasta 1808 cuando es derrotado en la Batalla de Palo Hincado en El Seibo por un grupo de criollos comandados por Juan Sánchez Ramírez, quien luego de un período de negociación entre ingleses y franceses, es designado por el gobierno de España como gobernador de la parte Este de La Española.

En el año 1805 se produce la invasión de Jean Jacque Dessaline a la parte de Este de la Isla, dominada en ese momento por los franceses, pero no pudieron tomar la ciudad de Santo Domingo, y en su retirada dejaron a su paso una estela de destrucción y muertes entre los criollos. En el norte del país, se producen los denominados degüellos de Moca y Santiago, hechos estos que han perdurado en la memoria de los habitantes de esas comunidades hasta los momentos actuales.

La Independencia

Transcurridos los trece años del período de la España Boba, en diciembre de 1821 de produce la proclamación de la llamada Independencia Efímera por el Dr. José Núñez de Cáceres, la cual duró apenas 2 meses, pues en febrero de 1822 se produce la ocupación haitiana al mando del presidente Jean Perre Boyer por 22 largos años. En este período, si bien se abolió lo que quedaba del régimen esclavista, se produjeron hechos abominables, como el cierre de la universidad, la confiscación de las propiedades de la iglesia, la imposición de altos tributos para el pago de la deuda que había asumido el gobierno haitiano para que Francia le reconociera como estado independiente. En la medida en que fueron apareciendo los focos de resistencia y los jóvenes de la parte Este se iban organizando, la represión fue cada vez más fuerte.

Un grupo de jóvenes encabezados por Juan Pablo Duarte, fué organizándose a través de la sociedad secreta La Trinitaria y combinado este con las acciones que se llevaban a cabo en Haití por el llamado movimiento de La Reforma, se produce la proclamación de la Independencia de la República en 1844, pero las luchas no terminan ahí. Debieron librarse 14 batallas en suelo dominicano, entre 1844 y 1856, para que los haitianos reconocieran finalmente la independencia de la parte Este de la isla de La Española. Y aun persiste la idea de algunos intelectuales haitianos de que la culpa de los males que padece el pueblo haitiano es de los dominicanos.

El autor es abogado, columnista de este medio

Fuentes bibliográficas:

Fray Bar

Republica Dominicana y Haiti
Republica Dominicana y Haiti

tolomé de Las Casas, Historia de las Indias, Tomo I

Juan Bosch, Composición Social Dominicana

Calos Esteban Deive, Historia General del Pueblo Dominicano, Tomos II y III

María Isabel Paredes Vera, Historia General del Pueblo Dominicano, Tomo II

 

 

Deja un comentario

Compartir en:

spot_img

La mas leída

Mas noticias
Relacionadas

Fiscalía pide duras condenas por homicidio en discoteca : hasta 40 años de prisión

Santo Domingo. En una solicitud que busca hacer justicia...

Tribunal Superior Administrativo rechaza recurso de candidatos de la Fuerza del Pueblo 

  Santo Domingo. En una decisión que marca un hito...

Drake usa AI para recrear voces de Tupac y Snoop Dogg en ‘tiraera’ contra Kendrick Lamar

Los Ángeles (EE.UU.),  (EFE).- El rapero canadiense Drake utilizó...

Descubre más desde Elperiodico.com.do

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo