Los líderes de la UE tratan de persuadir a Berlín para poner un tope al precio del gas

Bruselas,.- Los líderes de la Unión Europea (UE) iniciaron hoy la cumbre en la que intentarán convencer a los países más reacios a intervenir el mercado, principalmente Alemania y Países Bajos, para que acepten imponer un tope al precio del gas para abaratar la factura eléctrica de hogares y empresas.
«Probablemente será difícil, pero es muy importante que hoy o mañana mandemos la señal fuerte de que estamos decididos a actuar unidos y a tener un impacto positivo», afirmó a su llegada a la reunión el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
Los jefes de Estado y de Gobierno tienen sobre la mesa las ideas desveladas recientemente por la Comisión Europea, que pasan, entre otras, por activar el sistema de compras conjuntas, un sistema de solidaridad en casos de emergencia y un tope «dinámico» al precio del gas que siguen sin convencer a capitales como Berlín y La Haya.
Así, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, remarcó que no sería bueno que Alemania se aísle del resto de la UE en el debate energético y llamó a encontrar un acuerdo sobre la base del «amplio consenso» generado por las últimas propuestas del Ejecutivo comunitario.
En una línea similar, el primer ministro de Bélgica, Alexander De Croo, para quien el nuevo paquete de medidas de Bruselas es «extremadamente bueno» porque incluso su anuncio ya está haciendo retroceder a los precios, instó a los Estados miembros más reacios a intervenir el mercado del gas a sumarse al resto de socios del club.
«Ha habido muchas cumbres en las que hemos oído muchos ‘no’, tal vez hoy es una cumbre en la que podemos escuchar un poco más los ‘sí’, las cosas que son posibles», remarcó.
Frente a esto, y preguntado por las críticas que apuntan a que Alemania no está ayudando lo suficiente al resto de socios del bloque, el canciller alemán Olaf Scholz defendió que Berlín es «el mayor apoyo» del proyecto europeo, así como que ha ayudado a construir «muchos mecanismos de solidaridad», como el propio fondo de recuperación cuyas ayudas se pueden utilizar ahora, dijo, para la crisis energética.
Scholz se mostró a favor de medidas para reducir el precio del gas, pero puso el acento en cooperar con socios globales como Corea del Sur o Japón, así como con otros proveedores, al tiempo que llamó a estudiar «intensamente» cualquier posible «instrumento» porque «deben funcionar».
El primer ministro neerlandés, Mark Rutte, aseguró que Países Bajos no se posiciona en contra de acordar un tope en la Unión Europea a los precios de la energía, pero advirtió de que primero hay que “estar seguro” de que esta medida “funcione” a la hora de bajar los precios del gas, puesto que esto requiere “acuerdos muy preciosos” en la práctica.
No obstante, apunto que «sí habrá un acuerdo para la compra conjunta de gas” en la UE, una iniciativa que también ve con buenos ojos la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin: «si no tenemos este tipo de elementos, los países grandes, los países ricos, dominarán el mercado energético», advirtió.
El primer ministro letón, Krišjānis Karinš, se mostró a favor de encontrar un modo de limitar el precio del gas y añadió que, aunque «siempre es difícil cuando se intentar intervenir los mercados», es el momento de «explorar todas las posibilidades de hacerlo con soluciones de corto plazo».
También el presidente lituano, Gitanas Nauseda, reclamó medidas «que puedan tener resultados inmediatos», entre las que citó un tope al precio del gas natural en las transacciones mayoristas y también en la generación de electricidad.
Con todo, el primer ministro de Irlanda, Micheál Martin, puso el acento en que cualquier medida debe garantizar la seguridad de suministro, un aspecto «clave» para un país que importa su energía desde Reino Unido y Noruega, por lo que pidió tener en cuenta las «circunstancias nacionales» de cada socio.
De nuevo, la voz más crítica fue la del húngaro Viktor Orbán, quien no habló a los medios pero sí escribió en Twitter que imponer un precio al gas es «cometer un suicidio económico que no ayudará a Ucrania».