Kigali,- Ruanda reabrió este lunes su principal puesto fronterizo terrestre con Uganda tras tres años de inactividad, en el marco de la desescalada de las tensiones diplomáticas con el país vecino.
«El Gobierno de Ruanda desea informar al público de que el puesto fronterizo de Gatuna se reabrirá desde el 31 de enero de 2022», adelantó el pasado viernes en un comunicado el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional ruandés. Esta decisión llega después del envío por parte del Gobierno ugandés de varios emisarios a Kigali, como parte de los esfuerzos para reparar las relaciones diplomáticas entre ambos países, deterioradas durante los últimos años por acusaciones cruzadas. La reapertura tuvo lugar tras la visita a Kigali el pasado 18 de enero de Adonia Ayebare, el enviado especial del presidente ugandés, Yoweri Museveni.
Después, el 22 de enero, el teniente general Muhoozi Kainerugaba, comandante de las Fuerzas Terrestres del Ejército ugandés, se reunió con el presidente ruandés, Paul Kagame. Tras el encuentro con Kainerugaba, «el Gobierno de Ruanda ha tomado nota de que hay un proceso para resolver los problemas planteados por Ruanda, así como compromisos del Gobierno de Uganda para abordar los obstáculos restantes», señaló el Ministerio de Exteriores.
Además, el Gobierno de Kampala retiró de su cargo la semana pasada al jefe de su inteligencia militar, general Abel Kandiho, foco de críticas del Ejecutivo ruandés y sancionado por Estados Unidos junto a otros individuos a principios del pasado diciembre por haber cometido violaciones de derechos humanos.
Frente a estos movimientos, el Gobierno de Kigali señaló en su comunicado el viernes que «permanece comprometido con los esfuerzos en curso para resolver los asuntos pendientes entre Ruanda y Uganda y cree que el anuncio (…) contribuirá positivamente a la rápida normalización de las relaciones entre los dos países». Las tensión entre Kagame y Museveni se desató en 2017, cuando Ruanda acusó a Uganda de acoger y apoyar a un grupo rebelde ruandés opuesto al Ejecutivo ruandés.
El Gobierno de Kagame denunció también las detenciones arbitrarias y extrajudiciales y la tortura de ruandeses por parte de los servicios de espionaje ugandeses, mientras Uganda acusó a la nación vecina de infiltrarse en su policía. Ambos países denunciaron además problemas en el comercio a través de la frontera común, lo que acabó provocando el cierre del paso fronterizo de Gatuna en febrero de 2019, con graves consecuencias económicas para las comunidades locales de esa zoma.
Según analistas, las tensiones diplomáticas entre Kigali y Kampala ponían en riesgo el equilibrio de la región de los Grandes Lagos, ya afectada por la violencia de otros grupos armados, en concreto en el este de la República Democrática del Congo (RDC). La Comunidad de África Oriental (EAC) celebró la semana pasada la medida como una manera de reforzar la integración económica de la región.
«La reapertura de esta ruta comercial estratégica (…) acelerará el desarrollo económico y social de los estados miembros al reactivar la libre circulación de bienes, personas, capital y mano de obra», dijo el pasado viernes el secretario general de la EAC, Peter Mathuki. Museveni y Kagame ya iniciaron el deshielo de sus relaciones en agosto de 2019, con la firma de un memorando de entendimiento en Angola, que incluía el compromiso de retomar la actividad fronteriza, algo que se materializó finalmente hoy más de dos años después.
La complicada relación entre ambos mandatarios se remonta a su juventud -cuando Kagame apoyó a Museveni en el conflicto armado que lo llevaría finalmente al poder- y se ha deteriorado con los años, sobre todo desde la implicación de ambos países en la segunda guerra de la RDC (1998-2003).
