Tegucigalpa.- Honduras, el tercer país con más contagios en Centroamérica, alcanzó este domingo la cifra de 60.174 casos confirmados de COVID-19 y la de 1.858 fallecidos, de acuerdo con el recuento divulgado por el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos.
El organismo hondureño reportó hoy en cadena de radio y televisión que se realizaron 1.169 pruebas de PCR, de los que 529 resultaron positivo y 640 negativo.
Los departamentos de Francisco Morazán, donde se localiza Tegucigalpa, y Cortés, en el centro y norte del país, siguen siendo las regiones más afectadas por la pandemia.
Francisco Morazán registró hoy 129 nuevos contagios del coronavirus, mientras que 106 casos corresponden a Cortés, añadió el Sinager.
Del total de nuevos fallecidos, diez corresponden a Francisco Morazán, tres a Cortés, dos a El Paraíso (oriente) y uno a la Paz, (centro), añadió la institución.
Las cifras confirman a Honduras, con 9,3 millones de habitantes, como el tercer país con más víctimas y casos de COVID-19 en Centroamérica, tan sólo superado por Guatemala y Panamá.
Dentro de los pacientes de COVID-19 hospitalizados, el Sinager indicó que existen 43 personas en unidades de cuidados intensivos, 188 en condición grave y 600 pacientes cuyo estado de salud es estable.
De acuerdo con los datos oficiales, el número de pacientes que se ha recuperado y fue dado de alta subió hasta 10.242, lo que representa el 17,02 % del total de contagiados, 86 de ellos fueron confirmados hoy.
El Gobierno autorizó a finales de julio la primera fase de reapertura de la economía hondureña, mientras el sector turismo reabrió gradualmente la semana anterior.
La Mesa Multisectorial considera necesario autorizar la salida de personas con dos dígitos del carné de la identidad por día.
Hasta ahora la autorización permite la salida de personas con un dígito, para que puedan hacer compras en supermercados, farmacias, ferreterías, gasolineras y trámites en bancos y cooperativas.
Los primeros dos casos de contagio con coronavirus fueron confirmados el 11 de marzo, y un día después el Gobierno decretó una “alerta roja” y un toque de queda, que se ha venido prolongando desde entonces.
